02 enero 2012

A PILAR

Un llanto sostenido recorre las neuronas
piedras o estalactitas que hielan en la sangre.
¿Dónde el fuego que habita nutriendo toda máquina
estrellas diminutas, ascuas que se dispersan
y llena saco roto de hiel y de tristura?
Noche desesperada de sal y de columpio:
¡amparadme en mi sueño que, ausente, borbotea!
La luz en la penumbra, la energía en la frente
inunda los rincones de mar y de congoja.
Viento azul, madrugada, ya calma en mi jardín,
el día se abre lento, se oye el rumor del agua
y mi canción se asoma, lenta y encanecida.
No sabe, no alborea. Mi lengua se ha hecho luto
y mis carnes flaquean al asomarse el sol.

No hay comentarios: