31 diciembre 2011

A CRISTINA LACASA --poeta sin par-- QEPD

Padre Nuestro que estás con Cristina
recogiendo las mieles del verso,
a tu lado llegó, vespertina
con sus notas pintó el universo.

Ha dejado en la tierra su huella
poetisa del Alto Aragón
que, brillando como una centella
hizo surcos en el corazón.

Recordad su palabra, poetas,
que Lacasa nos dejó un legado:
versos-soles y hondas-saetas
como mares en nuestro costado.

Ya Cristina cruzó con su barca.
Su voz suena desde el otro lado.

11 diciembre 2011

NUEVO EVENTO

El día 15 de Diciembre a las 19,00 horas daré una conferencia sobre la vida y obra de Luis Rosales, premio Cervantes, en el Ateneo Escurialense. Me encantaría veros por allí.

Y el 16 de este mismo mes organizo un recital poético-musical, en homenaje al Día de la Poesía o San Juan de la Cruz, en el que intervendrán los poetas ateneistas de San Lorenzo de El Escorial: Ricardo Aguado, Sergio García Soriano, José María Nagore, Tita Montoro, Ricardo Ruiz de la Sierra y una servidora. Poemas de San Juan de la Cruz y a continuación la II Schubertíada de la coral del Ateneo "Admanum". Será antes de una suculenta cena en un lugar paradisíaco como es el Hotel Botánico. Estáis todos invitados, eso sí reservando primero la entrada.

03 diciembre 2011

EL ESCORIAL – MADRID - ESPAÑA
ORIFLAMA Nº 19
Año XI Diciembre 2011

Oriflama no es un título casual. La palabra nos lleva al oro y a la llama, como la
Poesía, metal brillante y luz hermosa. También es modestamente compañía de
vida. Nos acompaña y sabe de nuestras congojas. Merece nuestro esfuerzo,
como decía Don Quijote, nos podrán quitar la aventura, pero no el esfuerzo.
Leopoldo de Luis, para Oriflama nº 7
Cualquier estandarte, pendón o bandera que se despliega al viento.
R. A. E
Así, nuestro estandarte de fuego que se incorpora a ese viento para llegar a los
cinco continentes. A todos los amigos o no, poetas o escritores, lectores
desconocidos, deseamos llegar a sus hogares, introducir nuestra Poesía,
nuestra palabra, por sus chimeneas o ventanas y caldear el ambiente en las
tardes de invierno o refrescarlas en verano, allá donde se encuentren.

Mis manos, un gran pájaro
con las alas de fuego.
Energía que surca el Universo.
Nos penetra, nos une, nos define.
Un lazo de colores, arco iris
uniendo nuestras voces
nuestra sola presencia, encadenada.

I. Díez
Directora: Isabel Díez Serrano
El Escorial (Madrid) España
corr-el: isabeldserrano@oriflama.es
pág. web: www.oriflama.es
blog: www.isabeldiez.blogspot.com
Dpto. Legal M: 17935
ISSN: 1699-6062

Colaboran en este número:
POESÍA:
Lola Vicente. España
Marta de Arévalo. Uruguay
Aldo Luis Novelli. Argentina
Manuel Mejía Sánchez-Cambronero. España
Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Alberto Lauro. Cuba
José Luis Rubio. España
Francisco Alvarez Hidalgo. España-U.S.A
Daniel Gutiérrez Pedreiro. México
Ana Martínez. España
Jerónimo Castillo. República Argentina.
Maria Salud Ferrere. España.
Milagros Salvador. España
Azucena Caballero. Chile
Mary Paz Hernández Sánchez. España
Rafael Bueno Novoa. España
Ricardo Aguado. España
Andrés Tello Arranz. España
Juliana González Mallén. España
Celia Martínez Parra. España
Ana Castillo. España
SONETOS DE LA BUENA MUERTE:
Francisco Henríquez. EE.UU
Ivovnne Martín. EE.UU
Odalys Leyva Rosabal. Cuba
Maria Jesús Lozano Cáceres. España
Rosamarina García Munive. Perú
Isabel Díez Serrano. España
Lorenzo Suárez Crespo. Cuba

COLABORACIÓN ESPECIAL:
Nela Río

NARRATIVA:
Héctor Zabala. Argentina
María Manuela Septién Alfonso. España-Cuba
Juan Calderón. España
María José Mielgo Busturia. España
Isabel Díez Serrano. España

GALERÍA DE ARTE:
José María Calvo Andrés. España
María José Alvarez de la Cueva. España
Leonora Acuña de Marmolejo. U.S.A
María Luisa Cano. España

HABLEMOS DE:
La metafísica en la lírica de Isabel Díez Serrano
Por: Bruno Rosario Candelier. República Dominicana.
“En brazos de la tierra” de Isabel Díez Serrano
Por: Leonora Acuña de Marmolejo. U.S.A.
“Pelillos a la mar” de: Isabel Díez Serrano y María Jesús Lozano Cáceres
por Fredo Arias de la Canal. México y Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Poesía y poetas.
Por Carlos Benítez Villodres. España
Hagamos crítica constructiva, no destructiva.
Por Leonora Acuña de Marmolejo. U.S.A
La Poesía está en la calle.
Por Apuleyo Soto. España
De lo Telúrico a la Estética de: Apunte a Lápiz: René Rodríguez Soriano
Por Roberto José Adames. República Dominicana.
Poetas españoles en Rusia.
Por José López Rueda.
La aventura de escribir Poesía y Narrativa, bosquejo de ideas.
Por Sergio García Soriano. España

NOTICIAS:
Isabel Díez Serrano. España
Celia Martínez Parra. España
Tita Reyes. España
Ricardo Aguado. España

PERLAS MAESTRAS:
Bernard Shaw, Conde Romanones, Severo Catalina, Ramón de Campoamor,
Francisco Cabarrús, Concepción Arenal, La Rochefoucauld, Petrarca.


Quevedo, Rouseau.
POEMA DE GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA
CEDIDO PARA ORIFLAMA POR FREDO ARIAS DE LA CANAL,
PRESDIENTE DEL FRENTE DE AFIRMACIÓN HISPANISTA. A.C. MÉXICO.
POESÍAS LÍRICAS:
AL ESCORIAL.
COMPOSICION ESCRITA EN AQUEL REAL SITIO Á PETICION QUE SE
DIGNÓ HACER Á LA AUTORA EL SERENÍSIMO SEÑOR INFANTE DON
FRANCISCO DE PAULA.
El sepulcro y el trono aquí se juntan.
DUQUE DE FRÍAS.

Suspensa, muda ante tu aspecto adusto,
¡Monumento gigante! en vano, al alma,
--A quien elevas y á la par asombras,--
Pido un acento digno
de interrumpir de tu silencio augusto
La majestuosa calma:
Digno de hendir las vacilantes sombras
De tus desiertos ámbitos, zumbando
En ecos de tus bóvedas eternas;
Y con ellos perdido
Por la región del viento,
Osado remontarse al firmamento,
Con el vuelo atrevido
De tus soberbias torres seculares…
Que dejando á sus pies fragosos montes,
Y en contorno asperísimos pinares,
Se alzan, buscando extraños horizontes.
Si te admiro ¿Escorial! obra del arte,
--Mientras tus majestuosos capiteles
Con orgullo parecen coronarte.
Como eternos laureles,--
Siento que en medio del profundo pasmo
Que en la mente produces,
Haces brotar el férvido entusiasmo;
Pues imagino que aún del sol las luces
--Que rompen de ese cielo los celajes
Para adornarte la inmortal cabeza,--
Respetuosas le rinden homenaje
Del genio de tu siglo á la grandeza.
Si sólo te contemplo
Símbolo de la fe, sagrado templo
De santa religión, -- en la desnuda
Polvorosa ladera,--
Con majestad severa
Alzarte al cielo, despreciar la ruda
Ira del viento, que incesante brama,
Y entre sus brumas levantar tu frente,
Que imposible, imponente,
Con muda voz tu eternidad proclama;
Mi corazón se humilla
En tu bendito polvo, y en silencio
Doblando la rodilla,
La paz de tu reposo reverencio.
Pero no más --¡ho hermosa maravilla,
Obra de la piedad e inteligencia,
Grande y á par sencilla!—
¡No más en tu presencia
Niegue su inspiración al alma inerte
La acobardada musa,
Que trémula y confusa
Su pequeñez en tu grandeza advierte!
Suene mi voz en tu recinto umbrío,
¡Oh epopeya de piedra!
Y esa elocuencia muda –que me arredra.—
Traduzca audaz el pensamiento mío;
Qué á remontarse aspira,
Al recordar ufano que la lira
--Por sus augustas manos laurëada,--
Hoy colocan en las mías vacilantes
El Príncipe elemento,
En quien encuentra apreciador ferviente
La lengua de Solís y de Cervantes.
Que sumisa á su voz, la mía rompa
Las trabas del cobarde desaliento:
Suene la épica trompa,
haciendo retemblar la áspera sierra;
Sus cumbres salve; y –fatigando al viento,--
Lleve veloz á la asombrada tierra,
--Por cuanto abarcan de la mar las olas,--
Con tu nombre las glorias españolas!
Paréceme ¡ah! que las marmóreas tumbas
Ya siento estremecidas…Imagino
Ver que entre régias sombras se levanta
La de tu austero fundador: tu mole,
Pedestal digno de su austera planta,
Huella, y se encumbra –silenciosa y grave—
Pardas nubes teniendo por doseles…
Mientras tendidas las potentes alas,
Que sombrean tu tétrico recinto,
De San Quintín cobija los laureles
El águila imperial de Cárlos Quinto.
Rápido vuela, en tanto,
Por atronantes ecos repetido,
De mi arpa humilde el inseguro canto,
Y el asilo penetra do el olvido
El héroe yace que asombró a Lepanto;
Cuando –á lanzarse pronto,
Cual águila real, sobre su presa, --
Con tímida sorpresa
Le vio Estambul mirar al Helesponto;
Y cercado de míseras rüinas
De la desecha flota,
Del impero Otomano
Estremecer la playa más remota,
Al ademán de su indignada mano.
¡Oh regio capitan, de Iberia orgullo!
Pueda mi acento á tu perpetuo sueño
Prestar plácido arrullo,
en ese panteón que no revista
Indestructible mármol, mas do miro,
Esplendor dando á su recinto triste,
De Austria y Borbón esclarecidos nombres.
Allí yacen también… Pero ¿qué amargas
Memorias ¡ay! al corazón despierta,
Con mi acento ¡oh Escorial! embargas,
Y el plectro arrancas de mis manos yertas?
¿Por qué se apaga el entusiasmo santo
Por tu belleza mística encendido,
Y en tristes ayes, y en copioso llanto
Prorrumpo á mi pesar?..... ¡Ah! que mi pecho
Recuerda estremecido,
Que aquel que me ordenó tus maravillas
Cantar en arpa de oro,
Aun siente desliar por sus mejillas
De profundo dolor acerbo lloro,
Que en ese opaco panteon reclama
Aun no cerrada tumba…..
Y el viento mugidor de Guadarrama,
Cuando en las altas cúpulas retumba
Y tu muralla secular azota,
Lanzar parece de su negro hueco,
En largo y flébil eco:
¡Aquí yace tambien Luisa Carlota!
Aquí –no hay duda—aquí, tabla modesta
El nombre ofrece de la heróica Infanta
Que dique opuso á la ambición funesta
Que áun hoy al sólio su anhelar levanta.
Ella –el ardor de Sirio despreciando—
Desde el confin de la risueña Gádes
Voló á la quinta del Borbon primero,
Donde espiraba el sétimo Fernando
En brazos ¡ay! del fanatismo fiero.
Ella luchó valiente
Por la princesa débil é inocente,
Ya condenada á mísero abandono,
Y del bando ominoso frente á frente
La alzó triunfante al disputado trono;
Donde el pueblo del Cid – que aunque abatido
Marcha tras su esplendor de otras edades –
La aclama ahora, de esperanza henchido,
Símbolo de las patrias libertades.
Del beneficio inmenso
Guarda ese noble pueblo la memoria …..
Mas no el canto suspenso
Me es dado proseguir.— Ecos de gloria
No me ordenes alzar, cuando tu herido
Corazon hoy en soledad suspira .....
¡Tú, que me colmas de bondades tantas,
Acepta, sí, la voz de mi gemido,
Y deja que la lira
Deponga muda á tus augustas plantas!
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POESÍA

Lola Vicente. España
Amarillo limón del limonero.
A Carlos Murciano
Surges, Carlos Murciano, en mi presente
con más fuerza, quizás más entrañable
que el día que en Madrid, me echaste un cable
y atizaste mi arrojo vivamente.
Música de la sangre es, en mi mente,
un “duende enredador” muy respetable,
un nuevo espaldarazo de tu sable
experto en navegar teóricamente.
Y cuanto más te pienso, más te quiero:
“amarillo limón del limonero”.
Derribas del silencio la muralla,
nos cuentas la verdad sin bambalina:
“... Detrás de la memoria está la esquina”...
y, por oírte, el universo calla.

Marta de Arévalo. Uruguay
Umbral: del libro “La luz en que vivo”
Estoy en el umbral de tu casa infinita.
Llego al límite entrevisto bajo tu ala de llama. Veo ya el horizonte y la
promesa de tu luz, diáfanamente.
Yo me digo quietamente adiós. A mi propio rostro en espejo de niebla,
serenamente despido, sin ira ni temor. Tu mano, que en mí duele, sosteniendo
mi latido, corta casi el invisible hilo.
Estoy en el umbral de tu casa infinita. Aún me duele aún, el mundo. Aún
palpito. Pero no tiemblo porque me digo: - Estás.
Estoy en el umbral de tu casa misteriosamente abierta desde siempre.
Desde cuando sentí caminar intuitivo mi asombro por tu ruta azul, y un versoverbo
de luz, nacía como flor a mi costado.
Desde que tu tiempo dijo que era hora ya de andar, y anduve, cantando y
abriendo el corazón para tu sombra.
Ahora que estoy en Ti y soy nosotros, voy a mi pasado. Por el tiempo hacia
el principio, rescato de viejos manuscritos poemas intactos. Poemas que ha
dictado la memoria de Ti, con que me reviviste.
Aún camino con los pies de llanto. Aún camino con la faz del sueño.
Aún camino.
Hacia ti camino y ya no canto.
En silencio digo la oración profunda.
Ahora, sigilosamente guardo el acento, para no despertar el tiempo del adiós
definitivo.
Aldo Luis Novelli. Argentina
Agradecimiento desde el Hospital Psiquiátrico
a J. Fijman y A. Artaud in memorian
Agradezco a la oscuridad
que me deja ver claramente el mundo.
Agradezco a los amigos que nunca vinieron.
Agradezco a las mujeres que me abandonaron
para que enloqueciera solo.
Agradezco a la luna
que habla conmigo
cuando nadie me habla.
Agradezco al sol que nunca está
salvo cuando salimos al patio
a arrastrar los pies y babearnos.
Agradezco al acolchado de las paredes
que me cuida la cabeza.
Agradezco al enfermero
que me da la pastilla azul
y la verde y la roja
y esa maldita pastilla blanca como una bala
que nunca tomo
y me la meto en el culo.
Agradezco al otro enfermero
que me trae papel y lápiz
para que escriba mis poemas de locura
y resista a la muerte.
Agradezco a los dos monos
que me aplican electroshock
cuando me altero un poco/
para quemar lentamente mis neuronas
pero ellas todavía resisten
así que vayan sabiéndolo
gorilas hijos de puta:
todavía escribo mi sucia poesía.

Manuel Mejía Sánchez-Cambronero. España
por un hecho puntual.
Dos péñolas de vuelo celestial
del cielo ven abierta la ventana
y por ella descienden al Guadiana
con sus versos en cuencos de cristal.
Con éstos se engrandece su caudal
y La Mancha hoy se siente más lozana,
ve mejorar con vistas al mañana,
la cosecha del verso en lo esencial.
Estos vates de corte más bien clásico,
nos aportan la esencia de lo básico
con el verso medido y cadencioso,
que es lo esencial de la horma de un poema,
pues de no ser así, falta la yema
y no alcanza a llegar a ser hermoso.

Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Salutación en azul.
A Fredo Arias de la Canal

He soñado en mis versos más lejanos
la palidez azul del horizonte
y escalando penachos de alto monte
me han herido de azul los océanos.
Invoco en la distancia los arcanos,
polizón en la barca de Caronte
y digo al agua azul, brama, disponte
a paliar el dolor de los humanos.
En la laguna Estigia esos reflejos
denotan falso azul en sus espejos
y así vago en las márgenes del día
en un corcel azul de alas de cera...
insisto en absorber de la alta esfera
el más intenso azul de poesía.

Alberto Lauro. Cuba
Rina Lastres diciendo adiós.
¿Y cómo te defenderás
mujer huidiza,
cuerpo desnudo
entre las aguas de un pájaro en el agua?
¿Acaso eres
el alce que aguarda
en el acecho
y salta
de un abismo
a otro?
Mira
en la arena
las huellas de tus pasos.
La tarde las borra.
Sobre ella caminas y la infancia en tu mirada
se convierte
de mendiga en reina.
¿Cómo te defenderás
en esta última hora
en que los astros
giran y giran
vertiginosos
en el ansia
o el deseo,
río abajo
- y no puedes retenerlo –
en esta sed, esta sed
que nos condena?
Infinitos e insondables son los caminos del Señor
- cantas junto al arpista del Salmo –
como ciega
e interminable
es la memoria de la lluvia.
¿Cómo te defenderás
ahora que somos al mismo tiempo los que amas
el pez
que se hunde en el insomnio
y el sueño
de los náufragos?
José Luis Rubio –Conil- España
Han vuelto.
Han vuelto los negros nubarrones
a cegarme la visión.
Han vuelto para recordarme
que volverá a llover
que se inundarán mis ojos
y que del camino se borrarán
las huellas de sus pasos,
de tus pasos y de mis pasos.
No quedará nada más
que un barro pegajoso
donde tus pies serán presos
y no podrán avanzar
hacia el río que se desborda
arrastrando tu jardín
hacia un revuelto mar
que se rebela iracundo.
Francisco Alvarez Hidalgo. España-U.S.A
Embriaguez.
Me buscas en el fondo de tu vaso
y estoy dentro de ti, pues me has bebido;
consumes tu cerveza, y consumido
me siento de esperar, pues traes retraso.
Te deseo hoy y aquí, no paso a paso,
desnuda junto a mí, yo desvestido,
presta a jugar cualquier juego prohibido
desde la madrugada hasta el ocaso.
Y del ocaso hasta la madrugada;
tu cabeza y mis pies sobre la almohada,
en sensual y recíproca embriaguez.
No necesitarás botella o copa,
pues beberás de mí, mientras arropa
la extensión de mi piel tu desnudez.
Daniel Gutiérrez Pedreiro. México
Reza en la oscura noche el poeta.
Poesía: pájaro de luz que recorre mis abismos más oscuros
iluminando el azul con una lluvia de ojos,
con una cascada de guitarras,
con una dulce guillotina de luz y mariposas.
Palabra: mujer azul de luz en la mirada del fuego,
mariposa del azúcar y la sangre celeste,
estrella de pechos luminosos
abeja septentrional, pólvora del cuerpo, caída.
Verbo: fusil solar en los crepusculares camellos del beso,
amapola desnuda, pájaro del fuego,
azufre del cuerpo,
implosión de los cometas en el ombligo de octubre,
en el vientre sediento de enero,
en la mirada encendida del aire.
Mujer: abeja blanca, desnuda amapola de piel arenosa,
marinera, planeta que recorre mis dedos, guitarra del agua,
diamante en el fuego, Eva.
Mujer: cometa de ojos transparentes,
ninfa del agua, amante.
Y te amo. Y me amas.
Y te amo aún más que el fuego en la madera,
niña de mirada celeste, sirena septentrional,
planeta de pólvora.
Amor: pájaro azul en el azul de los eternos cometas.

Ana Martínez. España
esta noche
esta noche, en silencio, comparto las estrellas
con tu ausencia y el gusto
por verte con el aire renovado.
Tan cerca la galaxia
si la miro y me extiendo
hasta poder rozarle las mejillas
y descubrir tu rostro sonrojado,
risueño al fin
después de tanto caminar sin gesto
al borde del abismo.
Arropada de luces tintineantes,
escucho el canto de la noche,
y siento el privilegio
de compartir destinos
que volverán muy pronto a separarse,
continuando su rumbo
hacia distintas metas.

Jerónimo Castillo. República Argentina.
Amigo
Hay una copa de cristal muy fino
en la que se sublima un sentimiento.
Hay un mecer de ramas por el viento.
Hay una semejanza a lo divino.
Hay todo eso y más, en el camino
del que se sabe amigo, y al momento
brinda su mano y corazón sediento
de hallar hermanos en igual destino.
Es la amistad el cáliz ofrendado
en la palabra que contiene abrigo
con el amor que el cielo nos ha dado.
Y al mismo cielo hallamos de testigo
cuando al decir amor, hemos nombrado
lo que en nosotros representa amigo.
María Salud Ferrere. España
A veces…
A veces cuando la mirada
descubre los paisajes
que brotan de la vida,
y la vida es el sueño que se pierde
o se filtra
en el ojo apacible del sentido
donde crecen los árboles
del bosque que inventamos.
Mientras el sueño sea sueño
y la vida Artesana Mano
del Principio de todos los Principios.
Mientras la sangre sea sangre
que active nuestro cuerpo
y al corazón que habla
con hermosos latidos.
Mientras la muerte sea muerte
que abandonamos
al pie de tantas cruces
y alcancemos ese ramo de olivo
que desprende el sol.
Encenderé una luz en mi conciencia
hasta ungirme en la música
que aroma un Padrenuestro.

Milagros Salvador. España
La Almudena
Como en ningún otro lugar,
en este camposanto,
el sol guarda silencio
entre ángeles de todos los tamaños
que heridos en su carne sin memoria
nacen de las cenizas los mármoles más bellos.
No llegará noviembre en vano,
él guarda algunos nombres
al lado de las lágrimas,
para que no olvidemos la tristeza,
perdida como el pájaro en su vuelo
buscando el corazón.
Y la tierra se vuelve pensativa
y en los cercanos crisantemos
se embalsama la luz oblicua de la tarde.

Azucena Caballero. Chile
Metamorfosis.
Escucho el palpitar de los árboles
bajo mi silencio.
Confiesan a la lluvia su tristeza
con palabras mojadas.
Mañana el sol
o las edades
exprimirán sus cuerpos
y agónicos aún
sentirán crepitar en el fuego
sus almas vegetales.
Igual que ellos
tú y yo
nexo intacto
en la turbulencia del planeta
abrasados en la llama primera
del Génesis
tal vez nos uniremos por fin
en la inalterable metamorfosis
del aire
y cenizas.

Mary Paz Hernández Sánchez. España
Se marchitó ya la rosa,
dejando el rosal huérfano
y el seno que la contuvo.
Ya se marchitó aquel árbol,
que sostenía pura tierra
y nos ofrecía cobijo
Se marchitó la esperanza,
marchó caminando errante
en busca de otra identidad.
Con prudencia quiso saber,
dónde se encontraba su hogar
y cual era su linaje.
Encontró una encrucijada,
donde la duda se subió
a lomos de incertidumbre.
Levantó al viento la mano,
para averiguar la causa
que desencadena efectos.
La vida sigue girando
sin rosal, sin esperanza,
hasta que planten el árbol.

Rafael Bueno Novoa. España
Yo amé.
Yo amé los puntos cardinales de tu cuerpo,
el arco iris de tu boca
proyectada en caleidoscópica acuarela,
las espigas de tu piel
porque fueron cosecha de mis manos
y la flor abierta de tu sexo amé
cuando en los surcos del deseo
nacieron sus pétalos al crepúsculo.
Yo amé la sementera de tu vientre
fecunda de sueños y promesas,
el brocal de tu cintura cincelando
sobre el aire filigranas de lluvia,
la lluvia infinita del vacío que se agranda
donde el dolor de mi naufragio palpita.
La melodía secreta de tus labios amé,
y la liturgia de su música hecha susurro.
Pero lo que más amé de ti
fue tu voz antigua de algas y madréporas,
el tacto salobre de tus pechos,
el misterio del mar encerrado en tus palabras,
el malecón de tu carne rompeolas de todas las pasiones
Por eso definitivamente tu esencia primigenia
de agua y de salitre seguiré amando
como una bendición multiplicada.

Ricardo Aguado. España
Atracado en el muelle de la vida
con el aire mirando a barlovento
disfruté de la dicha del momento,
la llamé y no se dio por aludida.
La tarde comenzó su anochecida,
entonces se inició aquel tormento,
el viento se giró a sotavento
y despareció la “mal-nacida”.
El amor de mujer es como el río
que recorre el sendero de tu ser,
lo mismo con calor que con el frío
o en contra de tu propio parecer,
muchas veces discurre muy bravío
y en otras no se digna aparecer.

Andrés Tello Arránz. España
Sueños.
Te despertaré esta noche
cuando todo esté en silencio,
he de soltarte las cintas
que aprisionan tus cabellos,
extenderlos en mi almohada
para que velen mis sueños.
Aleteo de tus manos
sentiré sobre mi pecho
y subiré a la montaña
por las curvas de tu cuerpo.
Como el cóndor de los Andes,
volar tu valle secreto,
percibiendo los aromas
de limón, menta y romero.
Después, besaré tus ojos
para que sigas durmiendo,
y acariciándote el rostro,
yo, me enredaré en tus sueños.

Juliana González Mallén. España
Brisas.
Se agolpan mares de descontento,
y los hombres en medio.
El día, la noche, algo se cierra,
la luna, en ángulo de silencio
siega la vida a la brisa.
Arde el campo interior. ¡Un lirio!
¿Qué pensará la perfumada sombra?
Invisible da la mano.
De puntillas la corriente nos altera
y un verso nos da la aurora.

Celia Martínez Parra. España
El mundo que cabalga.
Cabalgas mundo,
enarbolando espadas
de placer, bienes y deseos.
Jamás podrás sentir orgullo
del sol que te ilumina,
del frescor de la lluvia al abrazarte,
ni del sosiego que desprenden
las rebosantes noches de luna.

Ana Castillo. España
Soledad Encuentro
Junto al camino, El ángel descendió sobre sus
(senos
un hombre solo. con la torpe inquietud
Otoño. La luz se aleja. de la fragancia que desciende
por vez primera.
Inmóvil, Fue hermoso contemplarlos:
sobre la tierra fría, humanos y divinos por igual.
un hombre aguarda.
(del poemario "La Música de las Horas")

SONETOS DE LA BUENA MUERTE:
Francisco Henríquez. Cuba-EE.UU
XV
En el patio, detrás de la alta cerca
que se viste de hiedras y de espinas,
la Muerte con sus garras asesinas
y sus dedos de púas, se me acerca.
Sacude las paredes de mi alberca
y envenena mis aguas cristalinas
con su pus y su tos y sus neblinas;
persistente, atorrante, sucia, terca…
Por eso siempre lo repito: en cuanto
pueda, a sus intentos me adelanto:
no puedo permitir que Ella: la Muerte,
me remate en su predio a sangre fría…
Nadie puede ordenar la muerte mía;
¡con mi sangre: ni el Diablo se divierte!

Odalys Leyva Rosabal. Cuba
XIX
Yo no busco la Muerte, ni la llamo,
es mejor que se marche de mi vida,
que lance hacia otro sitio su estampida
que por mi parte su piedad no aclamo.
Si de rosas me llega un bello ramo,
nadie piense que soy ángel suicida,
ni que dispongo urgente mi partida;
la belleza es mi signo, lo que amo.
Una sonrisa alegre de confianza,
de luz y bienestar, de tierno aroma,
es lo que el ángel de mi voz alcanza.
Que se aparten las puntas de la lanza,
es que la Muerte a mi placer no doma
todavía guardo sueños de esperanza.

Ivonne Martin. E.U-Cuba
I
A mi amiga, la Muerte, yo la llevo
casi siempre guardada en el bolsillo;
dondequiera que voy le saco brillo
hasta dejarla lisa como un huevo.
Cada día que nace me promuevo,
conversando y bromeando con la Muerte
(no sé bien si Ella tiene mucha suerte
o soy yo quien la Vida me renuevo).
Pues morir me parece un gran acierto
(sobre todo si el vivo ya está muerto,
porque al ego le espanta el triste olvido).
Y por eso hice un trato con la Parca;
ni vasalla le soy, ni Ella es monarca:
somos piezas de lo Desconocido.

María Jesús Lozano Cáceres. España
III
Galopa Parca, lucha en autopista,
alcánzame si puedes en mi coche
desgárrame la carne en fiera anoche
donde me pierdo y sangro inconformista.
A ti me enfrento loca, mas ¡egoísta!,
porque quiero agarrar este derroche
de lujuria que luces cual fantoche
con figura de Muerte fabulista.
Llévame a rastras, usa sutil fuerza;
despeina mi melena sudorosa,
que mi esqueleto cruja, que se tuerza.
Que suene mi protesta fragorosa
para que todo mi derecho ejerza
y ganar la batalla más monstruosa.

Rosamarina García Munive. Perú
I
El clero, siempre el clero entrometido
detrás de sus argucias recelosas
cambia el matiz, esencia de las cosas
dictamen, epitafio sin sentido.
Si todo es del gusano pervertido
la Vida es estandarte de las rosas
donde anidan serpientes venenosas
en lágrimas de sangre sin olvido.
Fanática es la vida, laberinto
donde la buena Muerte es por instinto
un destierro obligado sin recinto.
Paraíso secreto es el poeta
no requiere tener una probeta
palabras solamente, y ser distinto.

Isabel Díez Serrano. España
I
Manías de meterse con el clero,
su luz te asusta y no podrás morir
porque antes de marcharte has de sufrir
el infierno en la tierra, verdadero.
Con que hayas recorrido un buen sendero
la luz de Dios te invitará a seguir
y en paz te ayudará siempre a subir
el último escalón –blanco lucero-.
Todavía hay un hombre que no entiende
el porqué de la vida y su existencia
y prefiere perderse ante la Muerte.
El Amor es la luz que el clero tiende;
si con Amor te vas, sin resistencia
sus ángeles vendrán a recogerte.

Lorenzo Súarez Crespo. Cuba
I
Un tibio amanecer en primavera,
otra mano en tu mano en la oportuna
ocasión de una noche sin más luna,
reviviendo en la sombra una quimera,
darle fin en la página postrera
al íntimo soneto en que se acuna
con plenitud de goce la fortuna
tras el punto final de larga espera,
percibir que en la angustia de un adiós
se aquieta el corazón con esa voz,
ver caer en los dados de la suerte
la lágrima que brilla ante el candil
amante…así sería entre las mil
lo que fuera tal vez la buena muerte.

COLABORACIÓN ESPECIAL
Nela Rio
Elizabeth Gamble Millar – Nela Rio
Nela Rio, argentino- canadiense, poeta, escritora, artista visual y crítica
literaria. Tiene diez libros publicados, dos en España, y siete bilingües, y uno
trilingüe, en ediciones de Broken Jaw Press. Sus cuentos y poesía aparecen en
muchas antologías y en revistas literarias en España, Argentina, Chile,
Uruguay, México, Honduras, Puerto Rico, Brasil, Polonia, EE.UU. y Canadá. En
mayo de 2008, un Simposio sobre su obra, realizado en Gatineau, Quebec, fue
organizado por la Red Cultural Hispánica y tuvo lugar en la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), Centro de estudio en Canadá. Dos
libros recientemente publicados por Broken Jaw Press, en mayo 2010: En las
noches que desvisten otras noches / Durant les nuits qui déshabillent dáutres
nuits. Traducción de Jill Valéry, (el original manuscrito de este libro fue el
Finalista en el Séptimo Concurso Internacional de Poesía José Luis Gallego
(España); el otro libro: La luna, Tango, siempre la luna / The Moon, Tango,
Always the Moon, traducido por Edith Jonsson-Deviller. Prólogo de Hugh
Hazelton.
Nela Rio es la presidenta del Registro Creativo_de la ACH . Su página personal
Nela Rio_(Argentina-Canadá); como Directora del Capítulo de Fredericton de la
A.I.P, en 2011 organizó el proyecto de publicar una Antología Bilingüe,
español/inglés Los puentes del Río San Juan / Bridges over the Saint John
River,_que ha tenido un resonante éxito.

La poesía.
La mayor parte de mi vida adulta la he vivido fuera de mi país de origen,
Argentina. Desde 1977 soy ciudadana canadiense. Estos dos espacios
geográficos y culturales son parte de mi identidad. Escribir en castellano en un
país cuyas lenguas oficiales son el inglés y el francés representó para mí un
desafío constante porque mi idioma tiene raíces profundas y me expresa de
una manera distinta. Por mucho tiempo pensé que escribía desde afuera, y me
sentí aislada, silenciada en el lugar ex-céntrico. Sentí que escribía en las
márgenes de estos dos espacios, el uno, conocido y familiar que reconocía
como centro pero del que estaba fuera, y el otro, adoptivo, ambiguo,
ambivalente, que lo sabía foráneo. Y precisamente en este borde cultural,
como la cresta de una ola, emplacé mi centro creativo en lo que siempre llevo
conmigo, mí misma, y traté de evitar la marginalidad e hice del escribir lo
extranjero y lo familiar, al mismo tiempo siendo la “una” y “la otra”. En la
práctica de mi escritura la poética del desplazamiento es, al mismo tiempo, un
acto de liberación y de inclusión en un espacio creativo. Persisto en escribir mi
poesía y mi narrativa en Castellano.
Creo que fue en la entrevista que Isabel Díez Serrano, Directora de la
Revista Literaria Oriflama, me hizo para participar en el Simposio sobre mi obra
poética y narrativa que fue organizado en Ottawa, 2006, lo que me permitió
realmente reflexionar sobre la relación entre mi poesía y actividades culturales
que he creado estos años. Quizás sin darme cuenta, la necesidad de compañía
me hizo descubrir modos de crear una comunidad nacional e internacional.
Comencé a preparar convocatorias de poesía a nivel nacional e internacional, y
así nacieron las Exhibiciones de poesía de poetas Iberoamericanos
Contemporáneos, la Exposición de poemas póster de Multicultural y Multilingue
para el día de la Poesía, Outspoken Art/Arte Claro, por la eliminación de toda
forma de violencia contra la mujer, el Registro Creativo de la Asociación
Canadiense de Hispanistas, el Capítulo Fredericton de la Academia
Iberoamericana de Poesía. Con los años, poco a poco, fui recibiendo el
reconocimiento dentro de la comunidad anglófona y francófona, tales como, el
haberme elegido la poeta invitada para Palabras en el Muro, dedicada a un
artista cuya obra se encuentra en el Museo de Arte de Fredericton, (los
invitados anteriores escribían en inglés o en francés); elegí el Gran Santiago de
Salvador Dalí y escribí un tríptico en su honor. El más reciente reconocimiento
fue que, por cambios del estatuto, The League of Canadian Poets, ha permitido
que para uno de los más importantes premios de poesía en Canadá, puedan
participar poetas que escriben en cualquier lengua, pero tienen que tener
traducción al inglés. Fue así que mi libro La luna, Tango, siempre la luna, fuera
uno de los finalistas para el premio en 2011. También fui invitada al
International Festival de la poésie, en Trois-Rivières, Québec, y estuve incluida
como parte de poetas francófonos. Yo leí mis poemas en catellano y francés.
Sintiéndome así reconocida en Canadá, continúo escribiendo en castellano,
ahora sin sentirme que estoy totalmente fuera del área poética nacional. Desde
luego, la invitación de Isabel Díez Serrano a participar en esta edición, es un
agradecido reconocimiento.
Escribir poemas es para mí un espacio luminoso y fuente de
extraordinario placer. Cada poema es testimonio de vida y renovación, es lo
que nombra lo que todavía no se había pensado. Lo original y primigenio tanto
en la lectura como en el acto de escribir. Por eso me estremece el verso de Sor
Leonor de Ovando, en respuesta a un soneto ofrecido a ella, “…me hizo
pensar cosa no pensada” (Soneto de la que se considera la primera poeta de
hispanoamérica. Escribió en Santo Domingo, en el siglo XVI).

Selección de poemas
III TRAVESÍA DE LOS INSTANTES
Fredericton, N. B., Canadá, 2006
Si contemplo despacio, llego a su nombre,
a un sueño de otro sueño.
Vuelvo a mi ciudad junto al río,
peregrina de un mensaje incomprensible.
Busco tu mirada, Gala,
el jardín de plumajes en el cielo, la crucifixión y los siglos,
la mano señera, transparencia del amor revelador,
el caballo brincando en desnudas geografías
y aquél peregrino que descansa en el camino.
Y tú allí, mirándome. Todo el lienzo, otra vez, mirándome.
Conmovido tejido que agita la historia
donde coexisten los dos Santiagos.
Sólo que yo, ahora, peregrina en mi territorio de poeta,
contemplando este espejo, invariablemente innovador y volátil...
Vuelvo a la ciudad quieta junto al río,
y me quedo a tu lado a la orilla del abismo, Santiago.
Me quedo en la revelación mística del nácar
en el mar sin bordes, la suavidad del bote
que se mece en varios puertos,
y en esta reaparición de la luz sumergida como un eco,
Dalí, me quedo.
Sólo que a lo lejos alguien mira, absorto en el silencio,
como una noche con ojos de tormenta.
Tríptico dedicado a Santiago el Grande, (1957), de Salvador Dalí, que se
encuentra en The Beaverbrook Art Gallery, Fredericton, New Brunswick,
Canadá, ciudad donde resido. Poema finalizado el 23 de enero, 2009. Y
al poner esta fecha descubro que he terminado este poema a los 20
años de la muerte de Salvador Dalí, 23 de enero, 1989.
Centro Vital
¡Qué ardua la tarea
de reconstruir el centro desplazado!
He de andar por geografías inadvertidamente descubiertas
tierras que ocultaron con teorías
tierras aún por develar.
Para este cuerpo de mujer
quiero un desnudo amplio
de granados en flor,
que me vista la palabra,
ésta, la que yo profiero,
no la otra,
que me hizo
una agrietada colmena de fingido honor.
De Aquella luz, a que estremece
Ahuecando las manos
Y fue de pronto cualquier otro día
y tuvieron hambre.
Ahuecaron las manos para guardar semillas
y mordieron la carne tierna sin herirla.
Con bocas entreabiertas
desnudaron el corazón de los frutos
nombrándolos uno a uno
y saborearon las sílabas como jugos
e inventaron una larga lista de sabores.
Se convirtieron en arroyos
y se dejaron llevar por las orillas.
Construyeron una cúpula con nidos de pájaros
y dejaron que atardeciera en las espumas.
de Cuerpo amado
Desafío al núcleo
La distancia,
entre la diafanidad del filo
y la curva engarzada, tiembla.
El pensamiento
se adhiere a la materia,
mágico atributo de la vida,
recinto en que estalla la síntesis constante,
la verdad desconocida
la curiosidad intransigente.
Desafiando al núcleo
certeramente la pluma traza una estela.
De La inocencia del enigma

III Tu cuerpo lento camina como una canción en fuga
y te detenés
para que te vea bien,
para que contemple
tu estampa de varón.
A la distancia de los años
te veo, a contraluz del atardecer,
una imagen en claroscuro.
Me mirás como abandonándote a mi deseo,
te anhelo a la distancia
y caminás despacio por los años,
sin avanzar
y no acabás de llegar.
Me hundo en ruidos callejeros
y desabrocho mi ropa
consciente de tus manos
tan leves y frías entibiándose en mi piel.
Y no acabás de llegar, Tango, perdido a contraluz.
V La luna, Tango, siempre la luna
aún en las noches
en que las nubes cierran todas las salidas,
entreveo la luna siempre girando
como si se pusiera un vestido
de falda corta y te bailara.
Más allá de los sonidos
la luna, la luna, Tango
enlazados y abrazándome
hasta casi dejarme sin sentido.
Y a veces estos pinos tan nuevos para mí
arañan despacito la luz
y entreabro sus ramas para que la luna toque el sendero.

XI Cuando la calle está solitaria y quieta
y la luna aparece detrás de alguna rama
la ausencia del tango duele
como un beso nunca dado.
De La luna, Tango, siempre la luna.

SILENCIO guitarra de diez cuerdas
He tratado de desvestir cada palabra
abrirla bebiendo su impureza
soñarla de distancias
constelar lo vivido
como una marcha sucesiva
pero la encuentro
como si tuviera sangre
y compusiera mi historia
sin conocerla todavía.
Cada una,
materia en caravana,
emprendiendo el hacer de las memorias,
hormigueando en el borde del vacío
y yo soltando inmensos días
alisando las palabras dulcemente
doblando las sombras
tropezando en sus cadencias.
Me desvisto de mí misma
me miro con ojos entornados
recupero la blandura del pasaje
y busco la palabra
entregada como un mapa abierto.

De Poesía y otros ritmos
Dónde encontrarte
A mi querida Encarnita,
en presencia
El atardecer es una larga sonrisa
si lo miras
desde mis alas,
dice la hoja al tallo.
Como tú, amiga del alba,
ella descansará
en el infinito rejuvenecerse
de la partida.
Solamente abrir un libro.

NARRATIVA
Héctor Zabala. Argentina.
Los malditos.
Entró en su confortable casa, mascando el temor en su rostro,
demacrado, en silencio. Hoy por hoy, la presencia del peligro en el barrio era
vox populi, el comentario obligado y trasnochado de cualquier mesa de café. El
terror danzaba en el ambiente, se adueñaba de todos, viejos y jóvenes, sin
necesidad del incentivo de películas que adaptaran, mal o bien, la obra de
Bram Stoker. Ya los vampiros eran reales; ya sus víctimas, evidentes.
Su mujer, sus vástagos, dormían plácidos, ajenos, pletóricamente felices.
Pensó despertarlos, reunirlos y decidir entre todos si valdría la pena esa
espada de Dionisio el Viejo sobre sus cabezas y arriesgar la vida ante aquellos
malditos, por más que la casa naciera dieciocho lustros atrás, y de bisabuelos
dedicados, como rezaba la altiva tradición de familia. Padre amoroso, debía
velar, cubrir con sus tiernas alas el nido propio. Acaso, mejor mudarse, sin
atarse culposo a agradecidas herencias.
Pero, ¿para qué ponerlos ya sobre aviso? No, no serían horas decentes.
¡Impiadoso, sobresaltar escándalos! Mejor que siguieran durmiendo.
Resolvería todo solo. Elucubró y elucubró en su frágil corazón forma tras forma
de encarar el neblinoso asunto. Amén que meditaba, que mataba tensiones,
que se prodigaba alerta... por si ellos, los malditos, aparecían. Sin embargo,
poco a poco, Morfeo lo fue convenciendo. No quería dormir, no debía dormir,
pero igual finalmente sucumbió a un sueño profundo.
Al caer el sol lo tenía decidido: abandonarían la casa con presteza. Mas,
justo en ese instante, sintió el ruido sordo, ¡y la cruel estaca de madera
invadiendo su corazón! Los malditos se les habían adelantado.
-----------------------
“Los malditos” Primer Premio en el XIV Concurso Nacional de Narrativa y
Poesía de Poetas del Encuentro. Villa Ballester (Provincia de Buenos Aires),
Argentina.

María Manuela Septién Alfonso. Cuba-España
El amuleto.
El coche se detuvo en la fila de la frontera, esperando su turno para ser
revisado. El hombre, sentado al volante, sacó un paquete de cigarrillos del
bolsillo de su chaqueta, y se lo ofreció a la mujer que estaba sentada a su
derecha. Ella no lo aceptó y continuó leyendo su libro. Era una cálida tarde de
julio, y habían estado viajando todo el día, desde que dejaron Niza por la
mañana.
Cuando les llegó el turno de la revisión, en la frontera entre Francia y España,
entregaron los pasaportes de ambos.
- Agente: “¿Americanos eh? – Mucho calor en España, pero les gustará”.-
El hombre le ofreció cigarrillos. Mientras, la mujer seguía leyendo sin prestar
atención.
- Hombre: “Muchas corridas en España, ¿eh Agente?”.-
- Agente: “Sí señor. Buenas corridas. Enrique Ponce, El Juli, Finito de
Córdoba.”- Agregó devolviendo los pasaportes.
Eran americanos, Paul Hastings: 28 años, escritor, nacido en Los Angeles. Su
mujer, Diana Hastings: 25 años, bióloga, nacida en Jacksonville.
Paul: -“Bien, ya estamos en España, tierra de sol, vino y música. Espero poder
escribir muchas cosas sobre este país.”
La mujer levantó los ojos del libro que estaba leyendo, y los fijó en el hombre
que estaba sentado a su lado, su marido.
- Diana: “Sí, hay muchas cosas por escribir y que nosotros necesitamos.
Ninguna sala de juegos como en Montecarlo, donde perdiste el dinero
que ganaste con el último libro que escribiste. Ningún amigo tonto que esté
dándonos vueltas todo el tiempo.”
Estaba preciosa, aunque no parecía estar tan radiante y optimista como su
marido. En los cinco años que llevaban de casados, había tenido la
oportunidad de darse cuenta de lo infantil que era Paul. Lo había conocido
desde que estaban estudiando juntos en la universidad. Siempre había sido un
estudiante notable. Personas autorizadas, le habían pronosticado que sería un
escritor famoso. No se habían equivocado en esto. Había escrito varios libros y
en todos había logrado la aceptación de los críticos, y del público. Casi todos
habían sido traducidos al castellano, francés e italiano, y ahora tenía algunos
que los estaban traduciendo también al ruso.
Sí, había tenido éxito en sus libros y ella lo había adorado, algunas veces como
esposa y otras casi como madre, porque a pesar de su mente brillante, siempre
con ideas nuevas para vaciarlas en sus escritos, no era más que un niño
crecido. Ella nunca se había preocupado por su propia carrera, que había
abandonado para seguirle a cualquier lugar que él quisiera ir. Sí, siempre había
sido una buena esposa, pero algunas veces había sentido la necesidad de algo
más sólido en sus vidas: un hogar estable, donde ella pudiera hacer las cosas
que hacen las esposas normales. Quizás tener algunos niños que les hicieran
sentirse como una verdadera familia. En resumen, todas las cosas que no
había tenido antes. Nunca se quejaba, pero el sentimiento estaba ahí, dentro
de su corazón. Ahora estaban en España, donde Paul escribiría sobre los
gitanos. Tendrían que trasladarse al sur, a Granada, ciudad que tenía historias
adorables de moros y cristianos. Granada, llena de color y vida. Quizás ella
cambiaría allí también. Quería olvidar todo lo sucedido en esos seis meses
pasados en Niza, donde Paul escribió “El Jugador”. Ella no podía entender por
qué él tenía que ir al Casino todas las noches y perder todo el dinero, el dinero
que había recibido por el libro que escribió en Suecia. Ahora “El Jugador”
estaba terminado y lo había enviado a los editores.
El viaje hacia Granada había sido agradable por la carretera plateada, entre
las plantaciones de olivos. Granada era una ciudad alegre. La gente siempre
llenaba las calles. Podía ver la Alhambra sobre los tejados, y a lo lejos Sierra
Nevada, toda cubierta de blanca nieve. Los gitanos vivían en las afueras de la
ciudad, donde tenían construidas sus viviendas en cuevas, en el mismo
corazón de la montaña. También se les encontraba en las calles. Tenían
muchas historias, algunas eran románticas, otras tristes y algunas extrañas y
llenas de misterio. Se había escrito muchas cosas sobre ellos, pero Paul
estaba seguro que ahora iba a escribir el libro más interesante, que jamás se
hubiera publicado antes.
Era su primer día en Granada y Paul estaba ansioso por encontrarse con los
gitanos. Subiendo la colina, se encaminaron a Sacromonte. Paul tenía el
entusiasmo de un niño bien consciente de una aventura nueva. Caminaba con
pasos largos, que de vez en cuando parecían saltos, silbando siempre una
canción gitana muy popular. Diana lo seguía, no tan confiada como él.
Ciertamente, a ella no le gustaban los gitanos, y a medida que subían la calle,
estuvo más segura de ello. Tenía un poco de temor.
Una gitana vieja, estaba parada a un lado del camino. Su negro y largo cabello
casi tocaba el suelo. Tenía ojos pequeños y maliciosos. La fina línea de sus
labios, mostraba unos dientes manchados, pero lo más repulsivo en ella eran
sus manos. Eran huesudas y los dedos terminaban en largas uñas negras.
Diana no pudo soportar la proximidad de la gitana, cuando ésta, extendiendo
su brazo y sosteniendo un amuleto entre sus manos, se lo ofreció con una
sonrisa que trataba de ser amable.
– “Un amuleto. Un amuleto para la buena suerte de los forasteros. Buena
suerte a cambio de nada”.
El rostro de Diana estaba tan blanco como la nieve de Sierra Nevada. Se
sentía muy asustada. Una corriente desconocida hacía temblar todo su cuerpo.
Paul rompió en carcajadas, haciéndola sentirse más molesta que atemorizada.
- “Dámelo, vieja gitana.” – Y tomando el amuleto entre sus manos, se lo puso
alrededor del cuello. – “Buena suerte, eso es justo lo que necesito”.
Una vez más, se vieron los manchados dientes, detrás de los finos labios, que
se abrieron en una sonrisa enigmática: “Tres deseos, joven. Dos para recibir y
uno para pagar. No tiene que dar nada. El amuleto es suyo”.
- “Ves Diana, no cuesta nada: fama, dinero y amor, son las tres cosas que le
pido al amuleto de la buena suerte”. –
Diana no respondió. Paul estaba comportándose como siempre, como un niño
grande. Se dirigieron al hotel. Ella no se había sentido bien durante todo el día.
Necesitaba descansar. El decidió volver sólo a Sacromonte. Quería observar a
los gitanos en su propio ambiente.
Regresó al hotel casi a medianodhe. El conserje le entregó un cable. Era de los
editores de Nueva York. ” ‘EL JUGADOR’ MARAVILLLOSO. ESPERAMOS
GANAR UN MILLON DE DOLARES EN LA PRIMERA EDICION”.
- “¡Magnífico, realmente magnífico! “ – exclamó Paul en voz alta. Fama y
dinero, sus dos deseos pedidos al amuleto de la buena suerte estaban en el
cable que sostenía entre sus manos, y el amor, el amor estaba esperándole
en la habitación. Subió las escaleras lo más rápido que pudo, abriendo la
puerta de par en par, irrumpiendo en ella como una ráfaga de viento.
- “¡Diana! ¡Diana!” – Gritó sin escuchar respuesta. La habitación estaba vacía
y tan fría como la nieve de Sierra Nevada. Diana se había marchado, pero
el amuleto estaba todavía colgado alrededor de su cuello, recordándole las
palabras de la gitana: “DOS DESEOS PARA RECIBIR Y UNO PARA
PAGAR”.

Juan Calderón Matador. España
La vendedora de dibujos.
El día era tan gris como la piel de aquella muchacha que me salió al
encuentro en la madrileña Puerta del Sol. Al abordarme hizo ademán de abrir
un carpetón mientras decía: “Estoy enferma. ¿Me compra un dibujo, por favor?”
En su mirada pude leer la desesperación, pero la prisa, o quizás el cansancio
de encontrar continuamente por las calles a pedigüeños de todas las raleas,
me hizo responderle: “Lo siento, no me puedo entretener”. Seguí caminando
por la calle Carretas hasta que la conciencia me obligó a retroceder. Pensé que
podría hacerle un favor a la chica y llevarme un dibujo de mi agrado pero,
cuando deshice el camino andado, ya era tarde. La busqué por la plaza sin
hallar su rastro; el bullicio del lugar parecía haberla hecho desaparecer.
Una semana más tarde visité Toledo con unos amigos. Entre las
muchas maravillas de la ciudad, era obligado contemplar la famosa obra del
Greco “El Entierro del Conde de Orgaz”. Nos colocamos frente al cuadro,
extasiados ante tanta belleza. Recorrí con la mirada cada uno de sus
personajes y, de pronto, mis ojos encontraron un rostro que puso en marcha
la máquina de mis recuerdos. ¡Allí estaba la vendedora de dibujos! Era el ángel
que había a la derecha de la pintura, en su parte superior, esperando junto a
Dios la llegada del alma del difunto. No es posible, me dije; entonces el ángel
me miró, y había tanto dolor en su mirada, que me hizo comprender. Yo no
había sabido superar aquella prueba de mi karma. Perdóname, le rogué, ya sé
que te fallé y no te presté ayuda en el momento oportuno, aunque luego
quisiera enmendar mi error. Quise encontrar una respuesta en su mirada, pero
su rostro ya no estaba en la pintura.

María José Mielgo Busturia. España
Mi amante.
Cuando me preguntaron cómo había acabado les dije: ¡mejor de lo que yo
hubiera imaginado! Rodrigo me preguntó quién era el apuesto, el afortunado
que me estaba esperando para abandonarles con tanta premura. No quise
contestar con una respuesta concreta. No entenderían aquella relación
amorosa que me quitó el sueño y me devolvió la ilusión, porque, al fin y al
cabo, no sabían de lo que estaba hablando. Para ellos, era un mundo
desconocido.
Les dejé pronto. Muy pronto diría yo, ante la hora habitual en que suelo
despedirme. Pero intuía que después de tanto tiempo, algo iba a suceder. Y,
cuando llegué a casa, allí estaba esperándome. Invitándome a una infidelidad,
a esa orgía deseada y ansiada. Nada más verla todo mi cuerpo se agitó. Tenía
tal magnetismo consigo, que era difícil no sucumbir ante aquella invitación. Lo
cierto es que al día siguiente yo ya no era la misma y qué duda cabe que ella
tampoco. Había derramado sobre su cuerpo toda mi lava incandescente. Todos
mis deseos, mis ansias, mis esperanzas, mis anhelos y hasta mis ilusiones. Lo
único que hizo fue dejarse querer, dejarse llevar; no protestó porque la
invadiera con cada una de mis sensaciones. Ni tampoco se quejó porque
cambiara su apariencia. Supe que lo estaba esperando, de lo contrario, se
habría rebelado. En un principio dudé, no sabía cómo empezar. Nunca se me
había presentado una ocasión tan clara. Sí sabía cómo seguir, cómo acabar y
al final me decidí, no sin antes retar a mi pudor, a mi timidez.
Hacía tanto tiempo que lo deseábamos… no entregarse hubiera sido pecado.
Pocos entenderían aquella pasión desenfrenada, al compás del silencio
nocturno. Yo sin embargo, deseé duraran aquellas horas una eternidad. O al
menos, que volviera a repetirse. Realmente éramos felices: yo por tenerla, ella
por dejarse tener; yo por acariciarla, ella por dejarse acariciar y sentirse útil,
saber que alguien la necesitaba. Era necesaria en mi vida. Yo era su
complemento. Nada podríamos hacer la una sin la otra.
¡Y llegó el momento! Después de aquél flechazo. Después de aquella
“proposición indecente” para llenarla de fluidos sensuales y sexuales, de amor,
de una pasión pretérita; de arrojarle de los peores improperios –también fue
necesario–, de contarle aquella historia que le hubiera gustado acabara de otro
modo. De haber tatuado cada poro de su piel con mis ansias, mis besos, mis
pensamientos. De permitir cumplir, en ella , cuanto había idealizado. Entonces
llegó el momento, mi momento: me sentí como un caballo desbocado; mi mano
se aferraba a su figura y no dejaba de escupir ideas. Fue un orgasmo que me
dejó extenuada. Mi cuerpo, mi mente, mi lengua se habían desahogado con
tacto, con genio, con gusto. Me despojó de todas mis vestiduras, de lo baladí y
me dejó con lo único importante. Sólo deseaba que el tiempo no avanzara. Que
no acabara la noche. Y que en un futuro, no demasiado lejano, me brindara
otra oportunidad idéntica.
Mi amante aquella noche, fue una cuartilla inmaculada. Su proposición: que le
hiciera perder su virginidad. Fue lo que hice.

Isabel Díez Serrano. España
Caravaca de la Cruz.
Nuestros amigos proponían excursiones, sobre todo cuando no era tiempo de
playa. Teníamos un bungalow junto Mil Palmeras (Pilar de la Horadada), último
pueblo de la carretera de Alicante a Cartagena, Kilómetro 43. En Orihuela:
procesiones, Museo de Miguel Hernández; en Cartagena: aparte del famoso
submarino de Isaac Peral, los festejos de Moros y Cristianos.
-¡Caravaca!- Dijeron aquél día Ascen y Blas. Asentimos mi esposo y yo. Como
éramos tres matrimonios nos fuimos en dos coches. La distancia no era
demasiado larga, apenas unos kilómetros, por lo que salimos por la mañana,
después de un hermosísimo amanecer, donde el mar o la montaña ganan
puntos para bien de los ojos, del espíritu, e hicimos el viaje de un tirón. -
Caravaca- pensaba yo mientras nos acercábamos al lugar. El Misterio de la
Cruz era de sobra conocido, pero ¿sentiría algo especial allí, dada mi
propensión, mi sensibilidad en lugares santos y sagrados? No tenía ni idea ni
debía de adelantarme a ningún acontecimiento.
Llegamos a Caravaca de la Cruz, subimos al Castillo sobre un cerro desde
donde se domina toda la ciudad. Allí, Santuario de la Santísima y Vera Cruz,
Alcázar, Capilla de la Cruz, siendo todo el conjunto declarado monumento
histórico nacional desde 1942. El leño de la cruz que se conserva en Caravaca,
-nos explicaron-, es un símbolo cristiano que representa todo el contenido del
mensaje y la persona y acción de Cristo. Recorrimos todas las estancias por
donde se podía o dejaban transitar como turistas. Todo allí era digno de
admiración, tanto Por su belleza como por su valor arquitectónico y espiritual.
Estábamos cumpliendo con el propósito de visitar Caravaca para así aumentar
nuestro conocimiento sobre la comarca Murciana, por otra parte rica en playas,
huertas, fiestas y monumentos como este que nos ocupa.
Una vez dada por concluida la visita al Castillo seguiríamos visitando alguna
ermita del lugar. Más tarde, dimos un paseo por las calles de la ciudad hasta
que decidimos sentarnos en una terraza para tomar algo antes del regreso. Lo
hicimos en un bonito pero sencillo restaurante de la zona muy bien preparado
para el turismo. Productos murcianos: la clásica ensalada de tomate y
aceitunas negras, berenjenas rebozadas, zarangollo…
-¡Y fritada de pescado!- apuntaron los hombres con el talante un poco serio.
-Dejaros de tanta verdura y ensalada, hay que comer con fundamento-.
Sonreímos cómplices las tres mujeres.
El regreso fue rápido y un tanto soñoliento por el calor de la tarde, aunque la
ligera brisa del mediterráneo siempre presente, lo hacía bastante llevadero.
En mi mente guardaba cuanto había visto, si acaso algo decepcionada sin
saber muy bien porqué. No sabría decir qué es lo que esperaba encontrar.
-Bueno chicos, un día más- dijeron nuestros amigos al llegar.
- Y mañana, ¿qué?
- Ya veremos- contestamos, hay que asimilar. Tranquilos, más despacio ¿no os
parece?
- De acuerdo, hasta mañana. Que descanséis.
- Igualmente. Nos vemos.
Ya en casa, quedaba poca tarde. Leímos un rato y apenas teníamos gana de
tomar un bocado para cenar. Optamos por ver algún programa de televisión.
Seguía decepcionada sin saber el motivo, ¿por qué?, me preguntaba sin
encontrar respuesta, todo había sido perfecto, los amigos, un día espléndido,
había visto cosas nuevas, maravillosas y además me habían encantado. Así,
después de ver la película de turno, nos dispusimos para dormir. Sonó la una
de la madrugada en el cuco del salón, mi esposo apagó la luz y justo en ese
instante, una décima de segundo apenas, algo me sobrecogió. De lado a lado
del dormitorio apareció un gran arco iris, uno arriba, otro abajo, formando entre
los dos un grandísimo e indescriptible ojo que cruzaba toda la estancia. Siete
bellísimos colores lo circundaban. Siete bellísimos colores lo confirmaron. En el
centro, un punto negro con grandes destellos. No pude articular palabra. Más
tarde, caí en un sueño profundo hasta la mañana siguiente. ¿Era el ojo de
Dios? Jamás lo olvidaré… Y nunca lo sabremos.

GALERÍA DE ARTE
El banderillero: óleo sobre tabla
Leonora Acuña de Marmolejo
Homenaje a Renoir Arboles: óleo sobre tabla
José María Calvo de Andrés María José Alvarez
Puerta de Alcalá
María Luisa Cano. España

HABLEMOS DE:
Estudio de la metafísica en la lírica de Isabel Díez Serrano.
Por Bruno Rosario Candelier. Director de la Academia de la Lengua de la
República Dominicana. Correspondiente de la ANLE y de la R.A.E.
Debido a la extensión del estudio, se podrá ver en:
http://www.oriflama.es/crítica.htm

“En brazos de la tierra” de Isabel Díez Serrano.
Por Leonora Acuña de Marmolejo. U.S.A.
Debido a la extensión de la reseña se podrá visitar en el link:
www.oriflama.es/crítica.htm

“Pelillos a la mar” de Isabel Díez y María Jesús Lozano.
por: Fredo Arias de la Canal. México

Lorenzo Suárez Crespo. Cuba
Controversia malarista
entre Susa e Isabel,
impreso en un buen papel
con portada de un artista.
Fredo

En buena lid dos poetas
rompen del verso la inercia
y en extensa controversia
en ambos se imponen metas.
En muy variadas facetas
cada réplica se alista
y en un lance repentista,
Susa, Isabel, qué fortuna,
han sido artífices de una
controversia malarista.
Desde el flechazo a la glosa
como adarga al brazo el verso
en las dos el universo
de una malara enjundiosa.
Gracejo andaluz, gozosa
veta de acíbar o miel,
cada poetisa es fiel
a magia y luz interior
en reto a un mundo mejor
entre Susa e Isabel.
Muy afortunado he sido
en esta dicha sin par,
pues Pelillos a la Mar
hace poco he recibido.
Es un libro enriquecido
con versos de buen nivel
que nos da luz, hay en él,
amén del placer que augura,
buena edición y factura,
impreso en un buen papel.
Suma de buena malara:
artes, ideas, belleza,
polémica y agudeza
que en reflexiones depara.
Así se nos muestra en clara
luz de expresión malarista
un libro que a toda vista
fluye en plena exquisitez
y coronado a su vez
con portada de un artista.

Poesía y poetas.
Por Carlos Benítez Villodres. España
La poesía se halla hoy más que nunca sojuzgada por la mediocridad. El
poder político, el económico, el profesional, el lírico, el mediático... tienen
ninguneados, desdeñados, a muchos de los grandes poetas que nos
precedieron en la vida y a demasiados de nuestros excelentes poetas
coetáneos. “Ofende a la sensibilidad, a la inteligencia de los poetas, nos
expresa Jean Aristeguieta, la apatía, cuando no el olvido, de los incapaces de
apreciar el fondo de la belleza. La poesía, como todo cuanto es limpidez de
conciencia, está incomprendida en su calidad intrínseca.
La suprema aspiración del poeta, continúa manifestándonos
Aristeguieta, es palpar la verdad por medio de la hermosura sincera, cultivada
como talismán. Todo cuanto converge al ámbito de la preeminencia visible e
invisible se fragua en la poesía. Así la paz, el amor, la nobleza, la cultura...
tienen un sedimento poético indiscutible. Qué apartados aparecen de este
panorama los prevalecientes estallidos de malicia, murmuración, odio,
servilismo...
Cuando la poesía sorprende gratamente al lector, empapando su psique
de sentimientos nobles y fecundos y de emociones vivaces, reconfortantes y
nunca sentidas por el lector, podemos afirmar que, gracias a esa creación
lírica, recibimos, para fortuna nuestra, los mejores frutos de la intimidad del
autor. “La poesía, nos asevera Carmen Conde, es el sentimiento que le sobra
al corazón y te sale por la mano”.
Un poemario debe abrir nuevos caminos para nuestros pasos sobre
este mundo de todos y de nadie, por donde marchamos en busca de nuestra
razón de ser, de nuestra propia identidad, en definitiva, del secreto del hombre.
Sí, del hombre, de ese peregrino, como usted y como yo, cuyos latidos están
marcados a fuego por la vida pretérita y presente, por sus semejantes y por su
conciencia, desde que nace hasta que desaparece.
“El poeta que estuviera satisfecho, nos manifiesta Giovanni Papini, del
mundo en que vive, no sería poeta”. Libre y públicamente confieso que la
insatisfacción más extremosa palpita, desde mi niñez, en mi sangre, al sentir a
cada instante cómo sobrevivimos los humanos sobre este mundo plagado de
soberbia, ambición, indigencia, envidia, odio, desamor, guerras y más
guerras... La impotencia, el desánimo, el hastío... intentan a veces
encadenarme, como hombre y poeta, pero ante ellos me rebelo, desde la
superficie hasta los hondones más profundos de mi ser, manejando esa fuerza
luminosa que me protege y me ayuda a mejorarme a mí mismo y a este jardín
de hombres en manos de lo poderoso, de lo insensato, de lo superficial, de lo
arbitrario...
El poeta debe conjugar perfectamente, y con una sinceridad
estremecedora en extremo, la riqueza de su espíritu con la facultad de discurrir
su entendimiento. Combinación esta que, si tenemos la capacidad y la valentía
para conseguirla, nos servirá para plasmar, posteriormente, lo que sentimos,
expresado con un exquisito y exuberante lenguaje poético. De esta unión
íntima se genera la originalidad tan rotunda en las creaciones del poeta, de la
cual se vale él mismo para acrecentar su ya valiosa y profusa cosecha
intrínseca, siempre que se preocupe por sembrar y cultivar en los campos
feraces de su mundo interno los atributos y valores propios de su raza, el
compromiso con sus ideas y con sus coetáneos, los descubrimientos en la
relación camino-caminante, la razón de su poética, la luz inmaculada y
sostenida de la sabiduría que, gracias a su voluntad, ansia de superación y
tesón, en él penetra y se expande...
La poesía es para mí una necesidad vital de comunicación con mis
lectores y de hacerles partícipes, al mismo tiempo, de ese cosmos fascinante
formado por la percepción de la realidad a veces soleada y en otras ocasiones,
las más numerosas, oscura e inquietante, por la búsqueda continua del sentido
trascendental de nuestro peregrinaje por el camino de los tiempos, por las
vivencias y deseos, por las sensaciones y emotividades, por los pensamientos,
juicios y reflexiones...
Cualquier poeta sabe que esta correspondencia debe realizarla con un
lenguaje puro. El autor ha de cuidar con gran esmero que cada poema posea
un léxico poético sumamente fluido y caudaloso, una novísima belleza artística,
una solidez estructural y operativa en cada contexto lingüístico, una
conformación y diversidad rítmica, una flamante dimensión formal, una
luminosidad y profusión de imágenes, unos sorprendentes procedimientos
retóricos... Si actúa así el creador lírico, logrará conectar con el lector con una
viveza y con una exactitud encomiables.
“La poesía no quiere adeptos, quiere amantes”, nos expresa G. Lorca.
Un amante, un hombre que reflexiona sobre el paso efímero de la humanidad
por este mundo. Un hombre que es consciente de que la vida es para los seres
humanos amor o desamor, libertad o esclavitud, paz o guerra, lealtad o perfidia,
rebeldía o sumisión, posesión o indigencia... Un hombre que, en definitiva,
dona lo mejor de sí mismo para intentar clarificar hasta la transparencia las
turbias aguas que brotan de actitudes y acciones u omisiones de personas
degeneradas, inhumanas, para que los caminantes de hoy y de mañana vivan
dignamente en libertad, paz e igualdad, como es el deseo vehemente de
cualquier hombre bien nacido.
La falta de comunicación es una epidemia extendida por todo el planeta.
La cultura del diálogo está en fase de extinción. Cada día hablamos menos.
Cada día nos encerramos más y más dentro de un caparazón creado por
nosotros mismos. Una cubierta que nos aísla de los demás caminantes, del
entorno nuestro, del mundo cercano y lejano, al fin y al cabo, en donde vivimos.
Nuestras ideas, pensamientos, sentimientos, deseos... nacen en el nido de
nuestro yo y en él mueren porque los forjamos sin piernas y sin alas y, sobre
todo, sin ese afán de apertura y entrega para beneficio nuestro y de la
comunidad en donde nos hallamos inmersos. Hacemos de nuestra vida una
isla en medio del vasto océano. Nuestra palabra, la que sirve, está siempre en
su madriguera. Nuestra voz, lentamente, se oxida, se bloquea por esa carencia
de comunicación. Unido íntimamente a lo expresado cultivamos otra
negatividad para el hombre: el no saber o no querer escuchar. En definitiva, no
nos conocemos ni conocemos a aquellos que nos rodean porque nos falta de
raíz la conversación que profundiza, la interlocución que nos da vida de pulpa
sustanciosa.
El poeta es consciente de que sus creaciones han de ver la luz para
compartirla con sus semejantes, y que éstos la calen y la asuman como algo
propio. Ni el poeta ni el lector deben olvidar que “la poesía, según afirma el
moralista francés Joseph Joubert, no se puede encontrar en ninguna parte, a
no ser que la llevemos nosotros mismos”: el poeta y el lector. Quizá por eso
hay pocos poetas y lectores auténticos.
Hagamos crítica constructiva, no destructiva.
Por Leonora Acuña de Marmolejo. U.S.A
No hay ejecución sin idea, y por ello la expresión humana es
trascendental ya que inmortaliza, por decirlo así, al hombre. La literatura en
cualquiera de sus formas (poética o prosaica), y con su extensa gama de
aplicaciones, ya sea para el teatro, la radio, la televisión, la prensa o por
cualquier medio de difusión hablado o escrito, va dejando la imagen de una
época con su historia, sus problemas sociopolíticos, y sus costumbres, lo cual
equivale a decir que es la huella del hombre sobre el tiempo. La literatura
revela pues, al suceso social, cultural y biológico de nuestro desarrollo humano
en el proceso de evolución. Es lógico que la influencia de los clásicos, y los
grandes escritores de nuestra preciosa Lengua Cervantina, nos haya dejado
grandes enseñanzas y sus huellas internalizadas en nuestra mente; y es
también lógico y muy normal que esta influencia sirva para iluminar nuestra
ruta, pero no exijamos con cerril capricho, que los nuevos valores que emergen
con tanta feracidad y originalidad deban transitar solamente copiando a los
maestros antecesores, porque encajonándolos así, mataríamos su
espontaneidad, su ingenio, su creatividad y audacia, y entonces el idioma no se
remozaría.
Dejemos que la imaginación dé talentos nuevos con pujanza, y que
como una riada de guijarros se desborde; luego busquemos con ánimo
estimulante, con un margen de apoyo y elasticidad (no queriendo decir con
esto que los juzguemos con un metro permisivo), las gemas que en la playa
de su ardorosa creatividad tengan merecimiento. Así, luego iremos al fondo
de sus aguas y encontraremos el tesoro. Es necesario exigir para no caer en
la mediocridad por una débil aceptación (huérfana de criterios cualitativos) de
expresiones fútiles, intrascendentes, sin lógica ni talento, ni fondo literario de
peso. Pero no objetemos las nuevas obras con demasiado perfeccionismo,
aunque ésta sea la meta que el arte demande, porque de esta manera no
tendrán oportunidad de surgir y mejorar los noveles que bien pueden ser
cerebros con un potencial muy prometedor. No hagamos crítica, intimidante,
acerba, derrotista ni destructiva. Hagamos la crítica que por sana, clara y
noble, sea estimulante y constructiva, mostrando soluciones y avenidas,
porque de otra manera, el miedo al rechazo puede hacer presa fácil en los
espíritus tímidos, y asesina por decirlo así, su inicial y audaz propósito de
expresión y entonces, el verbo floreciente muere en la boca inteligente quizás
sin haber podido enriquecer nuestro idioma.
Demos cabida a inquietas tendencias para que al manifestarse,
sepamos de los nuevos valores cualitativos y cuantitativos en su producción;
luego podrá venir la vendimia y con ella la escogencia. Mas inicialmente,
permitamos que noveles exponentes, den muestra de su ingenio y su talento
creativo y artístico con nuevos estilos y modalidades, bajo la impronta
personal de su autoría. De esta manera habrá espíritus de superación, y no
valores en derrota. De lo contrario, estaremos estancados porque no habrá
transformación, y a lo mejor muy dolorosamente, habremos asfixiado los
genios de una generación.
Repito que si la crítica es demasiado acre y severa, quien no tenga
un espíritu recio y tozudo y una voluntad persistente, no superará el
desaliento y como un bosquejo borrado para siempre del lienzo de nuestra
cultura, caerá en el silencio y en la sombra. Y sin despertar más el argumento
y la semilla latente -dando rienda suelta a su ingenio y a su inspiración o
fantasía-, desertará de su empeño sin haber pulido su oro maleable. Por todo
lo antes dicho, el oficio de quien hace crítica no es fácil, y demanda de quien
lo ejerce, no sólo conocimiento, sino también juzgamiento moral muy
decantado y que además no esté condicionado por ideologías políticas ni
religiosas.
Respetando las normas de la gramática y la lingüística, y
tratando de cumplir con el lema de la Real Academia Española de la Lengua:
limpia, fija y da esplendor apoyemos con entusiasmo a los nuevos
escritores. Con disciplina e imparcialidad, estimulemos a nuestros voceros y
escritores, dando así cabida a la palabra aireada, renovada que camine del
brazo de la nueva generación, con los problemas e inquietudes inherentes a
la época actual, los que conciernen a la convivencia de los pueblos y razas.
Así con el milagro de la palabra noble, honesta, entusiasta, optimista y feraz,
y laborando con acuciosidad., empeño y fraternidad, descubramos nuevos
valores; cuidemos con celo el sagrado filón de nuestro idioma castellano y
hagámoslo trascender barreras. ¡Sintámonos orgullosos de nuestro idioma!
Hagamos crítica constructiva, no destructiva!

La Poesía está en la calle.
Por Apuleyo Soto Pajares. España
Cada día que pasa la poesía está más en la calle, donde anduvo siempre
trastabillando desde sus orígenes homéricos hasta el Romanticismo, en el que
se impuso el yo lírico o íntimo sobre el yo narrativo épico, que es el
representante de la comunidad social.
Los primeros poetas orales y gráficos recogían el sentir y el heroico hacer de
sus más bravos hombres, y así transmitieron sus hazañas a la posteridad.
Parece que ahora también les toca una oportunidad semejante en la que
formalizar el mensaje hodierno –y eterno- a las generaciones venideras.
Felizmente, la poesía es la p. que mejor se deja seducir; se entrega desnuda al
cantautor para que los pueblos sigan gozando de su belleza. No hay vida
sublime sin creadores sublimes que la cuenten y nos inciten a su imitación.
Éste es el momento.
De pura, nada; la poesía verdadera se impregna de terrosidad; se adhiere a las
excrecencias cósmicas naturales, reside en el suelo aturullado de las
manifestaciones públicas, se expande en el ambiente oficinesco lo mismo que
en el ecológico rural; canta las coplas del barquero a aquel que las quiera oír.
Si antes se probaba con los clásicos (Manrique, Juan de la Cruz, Lope,
Machado…), ahora se extiende la composición musical a los modernos, y el
ejemplo vivo y ciudadano en nuestro país es Luis Alberto de Cuenca, que aúna
clasicismo y ruptura, realidad y novedad, con poemas de la calle y de la vida,
es decir, de la calle vivida en toda su extensión y profundidad, más que solo
leída como una tableta jeroglífica, como una antigualla para uso y beneficio de
anticuarios ensimismados.
No, la poesía no es sólo corazón, sino que se derrama por todas las vísceras
del hombre y de la mujer, de las que nace y se alimenta, devolviéndose como
un eructo volcánico quemador y sanador a la sociedad que la engendra.

De lo Telúrico a la Estética de: Apunte a Lápiz: René Rodríguez Soriano
Por Roberto José Adames. República Dominicana.
La palabra es un dios bifronte que mira lo real
Desde ángulos análogos y simultáneos.
Rafael Rattia
Con Apunte a Lápiz en manos, he descubierto, y con una especie de
complacencia, que la escritura literaria está siempre precedida por
inexplicables situaciones psíquicas con las que el sujeto creador hace
explícitas sus intuiciones y certezas logrando pocas veces enunciar en su
quehacer verdades de vida, de suerte que va avanzando proposiciones
fácticas (reales o ficticias) con la única pretensión de descantar la atención y el
interés de su hipotético interlocutor quien a menudo espera encontrar ese
evento inexorable que trasluce el escritor al través de su acto creador, es en
este caso el poema, cuyas “realidades” no escapan al influjo y a la fuerza que
nuestro terruño natal nos imprime: la fuerza telúrica.
Esas inexplicables situaciones previas al acto creador, son en René Rodríguez
Soriano un pozo interminable de historias, remembranzas y recuerdos que van
tejiendo otra historia que se devela y se nos revela en el particular discurso
estético que permite la poesía. Sin embargo, en Apunte a Lápiz, el sujeto, la
cosa, lo fáctico es trascendido por las intimas e intransferibles necesidades que
cada historia poética provoca en el creador, a manera de imágenes idealizadas
en el sueño particular y alterno de su inagotable pozo de asombro.
En René la palabra al nombrar las cosas las aclara o las diluye en una diáspora
matizada por una especie de cromatismo plástico que le confiere fuerza
hipnotizante al verso, como cuando en La Casa dice: … y algún potrillo
perseguía las mariposas/o más allá donde bebían los arco iris.
Pero también lo poético se potencia con el despliegue semántico de su decir, el
que va construyendo un hipercomplejo proceso no desprovisto de la axiología
propia de aquel que no busca el verso fulminante o la decantación azarosa,
sino la significación consciente extraída del conjunto como universo, como
realidad completa e independiente y de singular hondura propia y a veces casi
metafísica, como cuando dice: Cada vez que me mira, /ve que la miro,
/envejeciendo de este lado/mientras ella /cada vez rejuvenece /en mi
recuerdo. (Retrato de Mama)
Por otra parte, es importante señalar que en René Rodríguez Soriano, el
diario vivir es una cantera de inconmensurable riqueza, donde logra, al
observar su entorno y su propia y particular historicidad, extraer las riquezas
que antes de habitar su memoria poblaron su sensibilidad, y eso le permite
conjurar lo común en una especie de exorsización que pudre de bellezas, una
vez sus personajes, otras veces los lugares por donde aún continúan
extraviados aquellos, como si cada verso fuera un intento por reinventar en la
palabra un mundo menos anómico, en un especie de sortilegio que hace
cómplice el pasado con el presente, así ocurre como cuando en Retrato de
Papa, nos invita de manos de lo demiúrgico de su realidad a pasearnos por los
senderos de sus recuerdos de manera elegante, bella y magistral con la
hondura de estos versos: Sonríes y me reflejo en tu sonrisa/y de uno solo
de sus rayos sale música, /la música que me remite al día /que juntos
fuimos al río y me dejaste. Versos que logran instalarnos en su realidad,
presente y pasada propendiendo que no seamos el fantasma del futuro.
Es que sencillamente, esta obra de Rodríguez Soriano nace por el impulso de
su íntimo ahogo, lo que hace válido su universo poético y le imprime una
particular voz, desprovista de la mera yuxtaposición del verso y armada de la
urgente necesidad de todo creador que es trillar un mundo aparte,
independiente y encontrarlo y redescubrirlo en sí mismo, en la naturaleza y en
las cosas que aunque no nos nombran nos reclaman, nos definen y suelen ser
a veces un complemento que nos permita no sentirnos tan maldita y
divinamente solos.
Ese sumergirse en sí mismo, sin renunciar al entorno, sin renunciar al influjo de
lo telúrico y subsumir todos estos presupuestos en un manantial límpido y
translúcido de versos articulados y atados a su propio existir, hacen que
Rodríguez Soriano transite caminos que les son propios, que estos sean
buenos, malos, ricos o amplios será un reto que en sus versos le hace René a
la posteridad, en mi particular caso solo he dejado que mi sensibilidad se haya
paseado con disimulo y sin tropiezos por estos Apunte a Lápiz en la tropel
atadura de una mismisidad coherente y estéticamente posible, que
independientemente del punto de vista con que se aborde está ahí, latente y
que permitirá que no nos ausentemos de los tiempos venideros.

Poetas españoles en Rusia.
Por José López Rueda. España
La Asociación de Hispanistas de San Petersburgo publicó en 2002 una
antología bilingüe de poetas españoles pertenecientes al taller de la Asociación
Prometeo de Poesía bajo el título de Guitarra de 26 cuerdas. Juan Ruiz de
Torres, fundador de dicho taller, escogió los poetas. El Profesor Yuri Shaskov y
el poeta Víctor Andreev coordinaron la edición en Rusia. Veintidós traductores,
entre los cuales figuran varios profesores universitarios, realizaron excelentes
versiones de los textos. Siete de los veintiséis poetas que aparecen en la
antología viajamos a Rusia y presentamos el libro en la Unión de Escritores de
San Petersburgo el lunes 29 de abril en acto muy cordial ante un público de
hispanistas y estudiantes de español. Cada uno de los poetas leyó dos
poemas y el traductor correspondiente leyó a continuación la versión rusa. Al
final del encuentro, el poeta Juan Ruiz de Torres lanzó la idea de publicar en
España una antología análoga de poetas rusos vivos en edición bilingüe. La
idea fue acogida con entusiasmo y los asistentes al acto pidieron a los poetas
que les firmaran la antología.
La visita a Rusia fue para nosotros una experiencia inolvidable: una
inmersión por nueve días en un planeta cultural que nos sorprendió a pesar de
la mucha información libresca y audiovisual que cada uno de nosotros llevaba
en la memoria. Dos aspectos de la Rusia actual nos llamaron especialmente la
atención: El primero fue el retorno de la religión ortodoxa con una fuerza
apabullante. Durante la excursión visitamos catedrales y monasterios e incluso
nos alojamos dos días en el de Suzdal, cerca de Moscú. Pudimos observar que
los fieles acudían a las ceremonias religiosas con profundo fervor. Popes,
monjas y monjes andaban por todas partes muy respetados. Es como si los
rusos tuvieran hambre de religión. Y significativamente, se veían muchos
jóvenes entre los feligreses. Quizá fuera ésta la reacción de un pueblo que,
durante casi cien años, no había podido manifestar públicamente un impulso
tan arraigado en el ser humano y de pronto podía hacerlo con toda libertad.
Nos decía una muchacha licenciada en Filología que hasta la perestroica no se
podía practicar la religión. Ella misma, que tenía 37 años, había recibido una
educación basada en el ateísmo. El retorno de la piedad libremente expresada
pudimos corroborarlo el sábado cuatro de mayo asistiendo al oficio litúrgico
nocturno en una iglesia de Moscú donde se celebraba la Resurrección de
Cristo que es la ceremonia más importante de la Pascua Rusa. El templo se
hallaba atestado de feligreses, entre los cuales había también muchos jóvenes
y más mujeres que hombres. Todos ellos con rojas velas delgadas que
encendían pasándose unos a otros las llamitas. Al final, gran procesión por el
jardín que rodeaba el templo y alegre repique de campanas a las doce de la
noche, cuando Cristo resucita. Todo esto, "mutatis mutandis", me hizo pensar
en el fenómeno al que asistimos en España, cuando a la muerte de Franco se
produjo el llamado "destape" y despareció la censura. Las salas X se hallaban
repletas. Es decir que en España pasó algo parecido pero en sentido contrario.
Junto al fenómeno religioso, pudimos observar que se mantenían los
símbolos comunistas. En la Plaza Roja se veían gigantescos carteles
conmemorativos de la victoria sobre la Alemania nazi. Eran ornamentos
transitorios para la ceremonia del 9 de mayo. Nosotros visitamos la tumba de
Lenin, cuyo cuerpo embalsamado yace en su urna como si estuviera dormido.
De vez en cuando, pasaban compañías de soldados frente al sepulcro
ensayando el desfile de honor. Nos quedamos con la boca abierta al ver que
portaban banderas rojas, algunas con la hoz y el martillo. Creíamos que todo
esto había desaparecido con la llegada de la democracia. Se veía que a Lenin
lo respetaban porque mantenían su gran monumento en la avenida que lleva
su nombre y conservaban sus estatuas en las ciudades que visitamos. No
sucedía así con Stalin, de quien sólo vimos un busto entre los de otros jerarcas
soviéticos que se alzan detrás del sepulcro de Lenin. Un estudiante de los
Urales con quien conversamos en el metro, nos dijo en su mal inglés que había
sido un hombre muy cruel. Menos mal que por fin lo podía decir sin que lo
mandaran a Siberia.

La aventura de escribir Poesía y Narrativa, bosquejo de ideas.
Por Sergio García Soriano. España
Estás páginas intentarán ser un revulsivo para que el lector plasme en la
página en blanco. El trabajo del escritor es producir tesoros con las palabras
que nacen de su pluma.
-¿Desde dónde escribe el poeta? ¿Desde el centro de la cuestión?-
O rodeando una temática para hablar de otra cosa. La Poesía (no) me
alcanzará, soy lo imposible.
¿Escribiré en primera o en tercer persona?
En Vicente Aleixandre se reconoce a un escritor que tiene una idea del
mundo, del sujeto, habla del humano reflejándolo en la poesía, incluye al
sujeto.
Se podría ser descriptivo en la poesía y por lo tanto, no incluir al sujeto
dentro de la misma. Neruda VERSUS Vallejo, "La huelga versus Los parados".
Me parece que la primera o la tercera persona va a depender del poema,
no es mejor un poema en tercera, segunda o primera.
- ¿Se podría pensar qué es la primera persona la que expresa mejor “Los
manantiales del alma”?-
No necesariamente, hay veces que lo inexpresable necesita de otras
“personas” para ver la luz o ver “la página”.
A diferencia de lo que se cree, los sentimientos deben permanecer en el
armario a la hora de escribir. Es la literatura la que escribe en mí, si dejo
llevarme por los sentimientos fulmino el poema. Igualmente, un cirujano si no
se adscribe a la cirujia y se deja llevar por los sentimientos acaba con el
paciente. No dejar llevarse por los sentimientos, no quiere decir que el poeta
sea racional, el poeta es un escritor de palabras con la sensibilidad a flor de
piel para discernir lo que las palabras quieren decirse entre sí.
Stanlinavsky, bien leído, querría decir lo mismo, no me voy a los
“sentimientos de mi infancia”, ni de ayer, me dejo construir por “la parte”, por el
papel y la circunstancia del personaje, lo escrito sobre el personaje es lo que
produce el personaje.
Incluso la enología se ha dado cuenta de esto, el vino no tiene sabores,
está mal expresado que tiene sabor un vino, tiene capa, retronasalidad, tiene
metáfora pero nunca sabor. Freud dice sobre el sentimiento que éstos son los
colores del yo, variables y descriptivos. El afecto que nos habla no es el
sentimiento sino la angustia.
-¿Y si hablásemos de novela?-
Ortega nos dice en “El concepto de Novela” “La esencia de lo novelesco
no está en lo que pasa sino precisamente en lo que no es pasar algo, en el
puro vivir, en el ser y estar de los personajes, sobretodo en su conjunto o
ambiente” Es decir, que en ocasiones cuando decimos el título de una novela o
poesía recordamos cuál si fuese una ciudad en la que hubiésemos estado, un
conjunto de historias, recuerdos, emociones…
-¡Leer es muy difícil!-
Arturo Pérez-Reverte advierte: “Escuche, Corso: Ya no hay lectores
inocentes. Ante un texto, cada uno aplica su propia perversidad. Un lector es lo
que ha leído, más el cine y la televisión que ha visto. A la información que le
proporcione el autor siempre añadiría la suya propia. Y ahí está el peligro: el
exceso de referencia puede haberle fabricado a usted un adversario
equivocado o irreal” Ampliando esta referencia novelesca podríamos decir que
uno también se construye en las conversaciones posteriores a la lectura, el
cine, teatro, clase…En otras palabras, que lo que aprendí tiene que pasar por
un filtro psíquico, incluso cuando elegí un libro, una obra de teatro ya hubo un
filtro psíquico. Luego, no todos leemos el mismo libro aunque hagamos la
lectura sobre el mismo ejemplar de la editorial; y además, nuestra elección está
marcada de antemano.

NOTICIAS (Miembros de la Tertulia Príncipe de Asturias)
Isabel Díez Serrano: presenta a Nicolás del Hierro en el Ateneo Escurialense,
el día 18 de Octubre de 2011. Su ponencia: Cervantes. Región y palabra.
Isabel Díez Serrano - Nicolás del Hierro
Ateneo Escurialense
Celia Martínez Parra: Le publican el cuento “Fatuo traidor”
en Raíces de papel, de Juan Calderón Matador y Javier Bueno.
Ricardo Aguado, Tita Reyes e Isabel Díez Serrano: Organizado por ésta
última, participan en el recital homenaje al Día de la Poesía (San Juan de la
Cruz), con varios poetas del Ateneo Escurialense, el 14 de Diciembre de 2011,
en La Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial.
Isabel Díez Serrano: Presenta en el Foro de las Letras del Ateneo
Escurialense a Milagros L. Salvador. Día 15 de Noviembre de 2011.
Milagros L. Salvador - Isabel Díez Serrano
Ateneo Escurialense 15-11-2011
Presentación de “Décimas por un amor” de María Jesús Lozano Cáceres
y “Pelillos a la mar” coautora con Isabel Díez Serrano.
María Jesús Lozano Cáceres (segunda a la derecha)
14 de Octubre de 2011

PERLAS MAESTRAS:
No hay beso que no sea principio de despedida, incluso el de llegada.
Bernard Shaw
En la vida, y sobre todo en el Gobierno, constituye especial talento saber
aprovecharse del talento de los otros.
Conde de Romanones
El principal secreto de la educación no consiste en formar mujeres sabias, debe
consistir en formar mujeres modestas.
Severo Catalina
El hombre que perdona, es que desprecia.
Ramón de Campoamor
No hay actos de beneficencia para ningún gobierno. Todos son de justicia.
Francisco Cabarrús
El capital es hijo del ahorro; el ahorro, del sacrificio; el sacrificio de la
moralidad.
Concepción Arenal
El sol y la muerte no se pueden mirar fijamente.
La Rochefoucauld
Nunca alegre vivirás si por voluntad de muchos te riges.
Petrarca
Ningún hombre muere de repente; de descuidado y de divertido sí. ¿Cómo
puede morir de repente quien desde que nace ve que va corriendo por la vida y
lleva consigo la muerte?
Quevedo
Toda mujer letrada será soltera toda su vida, mientras haya hombres sensatos
en la tierra.
Rouseau