03 diciembre 2010

NIEVA

Cae la nieve, dulce, serenamente
cae
más allá del cristal donde me absuelvo.
En esta vieja aldea ya casi abandonada
donde todo es pureza,
donde oreaban niños cuando crecían las endrinas.

Hoy nieva porque es tarde
-la nieve llega tarde y cuando no se la espera-
que el invierno fue cálido y piadoso
como tus manos, como mi asombro en ellas.
Vuelvo a la nieve, el blanco es mi refugio,
la nieve, sal sobre mi herida,
flores de almendro posadas en las estanterías
(de mi ventana
ésta por donde miro,
miro y admiro como caen las estrellas diminutas,
esa rama vencida por la luz.

Y seguirá nevando en esta noche blanca
tal el imsomnio que presiento.
El sueño es como un don sobre los copos.

De qué sirve el imsomnio
de qué sirve esta nieve para nadie
si nunca pasa nada,
si la nieve es tan muda que nunca nos inquieta
y mañana, desenfadadamente, nos habrá abandonado.

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