Y no sabía antes, del camino,
de lluvias o de soles que madrugan,
de robles que se visten o desnudan,
de este lugar de luz y pergamino.
Este viejo lugar que me ha iniciado
en conocer los campos, pastizales
de menta y fresno, rocas, manantiales,
frutos y colorido tan variado.
No sabía del río y su cintura
sus caderas, sus cauce que mantiene
este lago que incita y que me tiene
fascinado el latido y la figura.
Calándome en el alma lenta y viva
el paisaje me llueve a borbotones,
y son ya muchas, muchas mis razones
para amarle y saberme en él cautiva.
Si esta tierra que eternamente nace
de mí ya no se aleja y tan callada
además de mi voz, enamorada
tendrá mi corazón, de quien, que pace.
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