13 febrero 2010

ENTRAÑABLE SORPRESA

Y ahora
yo no acierto a explicarte tanta dicha,
dónde llevabas, siempre tan callando
largo sabor a mí.
De mis ojos resbala lluvia lenta,
mi palabra se rompe al pronunciarte
y sólo puedo, los brazos extendidos
estrecharte y amarte eternamente.
Tú, diminuta estrella
para mi cielo siempre bendecida.

2 comentarios:

Rosa del Aire dijo...

Querida amiga: comprendo que te hayas quedado sin palabras y hayas ido de la sorpresa, al llanto emocionado.
A veces, creemos no ser comprendidas por nuestros hijos en nuestra creación poética y, de pronto, sin saber cómo, nos descubren que el germen poético también está en ellas.
Felicidades, una vez mas

Unknown dijo...

Gracias María Rosa, se nota que eres amiga. Esas cosas pasan sin darnos cuenta. Y qué belleza poderlas contar. Un beso. Isabel