28 octubre 2016

OTOÑO -NOCTURNO-


Los árboles meciendo el verde viento,
nuestra tierra como un lago encendido,
semiabiertos los ojos
y la espuma que rompe
como fiera que ruge desde el fondo.

Sola estaba en el monte
valiente y trasnochada
sobre el acantilado de mi sueño.
Y el sueño era ser nube,
planear en la luz
y no sentir deseos de nidos ni regresos.
Mas el sueño es tan corto e irrepetible, siempre
que te hiere el asombro cuando amanece el día
y sentimos la carne respirar
y una voz que te llama por tu nombre,
te toca con su mano
y sientes el milagro de abrir de par en par los ojos.

La selva se presenta,   súbita
cual reptil que se arrastra.
Forcejeas un rato
y de nuevo otra vida te succiona.

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