30 diciembre 2014

SIGUEN GLOSAS PARA ORIFLAMA, DE IVONNE MARTIN -MIAMI-

del universo nos llama
un gran pájaro de fuego
que se nos presenta luego
vestido en luz oriflama.

                      Fredo Arias

Un cántico cósmico vuela
con prisa de meteoro
para llevar el tesoro
de la musa centinela.
Pasión de miel y canela
la fuente virgen derrama,
cuelga un sueño en cada rama
de la noche que se asoma
y un murmullo de paloma
del universo nos llama.

En el alma del asceta
se oculta un raro misterio,
y allí vive en cautiverio
con visos de anacoreta.
Vierte en su vítrea probeta
azules flores de espliego,
susurra un mágico ruego
que a la salamandra invoca,
y surge en alquimia loca
un gran pájaro de fuego.

Bate el ave prodigiosa
sus ígneas alas creadas
en el reino de las hadas
por una sílfide hermosa.
Ante la imagen preciosa
inclina el monje su ego,
recupera su sosiego
y le regala su hazaña
a una poeta de España
que se nos presenta luego.

Según cuenta la leyenda,
el ave inmortal alumbra
cada rincón de penumbra
donde la chispa se prenda.
Por eso no le sorprenda
que en una perenne llama
nuestra afortunada dama
en la hoguera del buen arte
tenga siempre el estandarte
vestido en luz Oriflama.


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