29 marzo 2013

LA PASION (De la Pasión y nuestros días)

Hoy ya sale el Nazareno
con el rostro ensangrentado
sabiendo que su costado
se traspasará de lleno.
De amor y de gracia pleno
sube el camino rodando,
los discípulos llegando,
su madre llanto y dolor
y ante su gran resplandor
el gentío va callando.

          II

Ya en el monte le han clavado,
clavado y en una cruz;
la luz del día, su luz
por su dolor, se ha apagado.
Los ladrones a su lado,
la agonía es lenta y cruel,
vinagre en lugar de miel
los soldados ya lo ofrecen.
Todos a una parecen
van a morirse con El.

        III

La tarde se hizo tiniebla
al expirar, era el rey
de los judíos, su ley
le castigó con su regla.
El monte al pronto se puebla
de espanto, dolor y duelo
y la madre, sin consuelo
reza al Padre por el Hijo
que pende del crucifijo
antes de subir al cielo.

      IV

Para enterrarle lo bajan
sus amigos del madero.
Lacerado el cuerpo entero
y muerto ya, no lo ultrajan.
Los discípulos trabajan
y lo trasladan al huerto
que tiene José, -por cierto,
una grande sepultura-
y con toda la premura
se llevan el cuerpo yerto.

      V

Ruedan la losa que cierra
la entrada a la sepultura,
todo el mundo se asegura
de custodiar lo que encierra.
Mas al ver sobre la tierra
que, losa se ha levantado,
el pasmo quedó pintado
en los soldados incrédulos
que durmieron y ahora trémulos
ven que Dios se ha evaporado.

      VI

María, la Magdalena
ve un fulgor que le confunde
ya que la llama y le infunde
que no ha de tener más pena.
--Soy yo, mujer, mi cadena
hoy mismo la desaté.
Ve y dilo, apresúrate:
¡Jesús ha resucitado!-
Por mí no tengan cuidado
ya todo lo adelanté.

      VII

Su madre también lo sabe
¡Ha resucitado el Hijo!
Para ella fue bien fijo
porque le entregó la clave.
Jesús tenía la llave
con ensangrentado pelo,
con ardor y con anhelo
y como fiel peregrino
encontró bien el camino
y abrió las puertas del cielo.

      VIII

Pero Jesús se aparece
en la sala y a los once
siendo Tomás puro bronce
al Mesías apetece
tocar su llaga y parece
que así cree en la aparición.
--¡Es cierto, resurrección
de Jesús, como nos dijo!
¡Dios, en verdad es tu Hijo
y murió en crucifixión!

      IX

Cantan un Ave María
los pájaros en su vuelo
al ver que por todo el cielo
hay amor y algarabía.
Los ángeles, fantasía
tocan su trompeta azul,
las hojas del abedul
bailan al son de campanas
que, locamente tempranas
cantan con su bronce tul.

      X

Las estrellas enceguecen,
ha llegado el rey del cielo
que por amor, bajó al suelo
donde los hombres perecen.
Mas como "quien es" le ofrecen
su trono al lado derecho
del Padre, que con su pecho
acoge a tan alto Hijo
y allí, dándole cobijo
la Eternidad es su lecho.

                                         Isabel Díez Serrano

                      para todos los amigos que no se han ido a la costa.

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