28 octubre 2012

Y DIOS VIENE DE NOCHE

La noche está silente, las estrellas
parece que nos hablan con su mirada adulta,
con su eterno latido.

Las horas se suceden, se pierden infinitas
y el campo, verdinegro, se va quedando inmóvil.

El corazón presiente
que Dios viene a asomarse a nuestro pecho
y va restando pálpitos, dejándose llevar
de una manera lenta y agridulce
 a ese confín del mundo, donde vamos   y   somos.

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