Canta el agua
en esta antigua aldea que el corazón nos prende.
Caminamos con pasos ocupados
y arrastramos el alma por el suelo,
pero esta torre de sol para los ojos
y el camino de frutos que, renacen
son puñado de sal para la herida.
Porque la sangre hierve y el afán no descansa...
Vivir es necesario, ¿sobrevivir?, ¿quién sabe?
¿Cómo sobrevivir con el horror despierto
tan hundido en ti mismo que no puedes ahogarte.
Es necesario estar siempre dispuesto a renovar la brisa,
a recibir el paso de la aurora,
ese sol que nos nutre y se desnuda siempre
donde el valle termina para bien de los ojos..
Voy a pensar que es hora de alegrías
aunque la soledad se tumbe cerca,
que esta tierra que piso, eternamente nace,
con furia femenina nos ama
y se agitan sus senos encendidos.
Voy a beber de un trago este paisaje,
a apaciguar mi pecho flechado de fragancias
en esta tarde limpia de menta y gordolobo,
este momento mágico de luminosidad casi celeste.
Me embriagaré, hermanos
con ramos de silencio y luna viva
y robaré a la anoche
cuando asome
su pipa de la paz.