Réquiem por una madre
en mi locura escribí,
lágrima a lágrima hasta quemar
mis ojos, mi garganta entera,
vehemente deseo
resbalando mi fe con su dolor
o el mío,
tan poco acostumbrado a los vaivenes
de la muerte y la vida.
Muerte que acabas,
Vida que comienzas.
Tal vez entre las dos esté el olvido.
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