Dedicado a mi amigo Domingo Román, después de unas fotografías increíbles a unas ramas húmedas.
Gota a gota, una a una en la enramada
belleza incandescente de un instante
la pupila recoge escalofriante
su claridad sonora y acertada.
La rama se sostiene, embelesada
levanta su teztuz y desafiante
mientras el hombre admira su talante
¡naturaleza viva, enamorada!
Equilibrio y sosiego, paz, albura
nos hablan de un sesteo solariego
que llegará después con galanura.
El invierno ha llegado y, hechicero
en sus ramas desnudas caen y posan
gotas, principio y fin de un aguacero.
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