19 octubre 2020

NOSTÁLGICO MES DE OCTUBRE

 

 

                  OCTUBRE,  DE COBRES Y AMARILLOS.

                            Hoy llueve dulce y largo

El verano de tigres ya se fue. Se fue el 4 de Agosto, cuando mi sed se despertaba en versos. Ya tampoco es Setiembre y en mis manos de nuevo se acomoda  mi pluma, con deseos de caminar sin fin. No sé hacia qué Amazonas se dirigen mis dedos este otoño, qué nocturno lenguaje emplearé para contar luciérnagas. Ya en mi estancia el silencio se acomoda, se carga de tinieblas y las copas de cobre  suavemente blanquean los cristales. Ya no darán con su pico las golondrinas, nos ganan libertad. Si esta hora tan solo fuera mía, nuestra, pediría a los duendes la raíz inexacta de los días  a fin de reencontrarme con el terco poeta que me habita.

Hoy llueve dulce y largo. Se me ha calmado el pulso y la sed de frescor que ayer alimentara.  Es oscura la tarde que enmudece el crujido de las ramas del fresno y el concierto de grillos, que, temblando, van y buscan abrigo bajo la alfombra fresca. La yerba se enriquece y pavonea el aire –Manso rumor que acude a la llamada de sus leyes—, compañera fresquísima del hombre que camina las calles con su amargo naufragio; lo envuelve, lo acaricia, le va restando arrugas y le borra la sed del alma y de los ojos.

Hoy llueve dulce y largo y yo, sin ti bajo el paraguas, voy atando silencios, refresco mis insomnios, miro al frente y descubro que la lluvia le va ganando puntos al lenguaje. Como si Dios hablara  gota a gota en medio de las gentes.

Presto atención. Escucho. Oigo nombres, mi nombre... Y en él se mece el mundo como un arca perdida.                                         

                                                                         

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