13 noviembre 2018

OTOÑO

Y Dios es muy posible en esta hora
en que el pájaro canta,
su caricia es un agua que refresa
por la sanagre inocente de mis ríos.
El líquido silencio de la noche
piafa sobre mis huesos
y voy sintiendo frío. Amarillece.
En las manos, frustradas las cosechas
mientras diez azadones
van partiendo la carne de mi pecho.
Hoy, temo despertarme y que no estés.
Ven,
que fácil es contigo
que vuelva a abrir los ojos como espadas.

No hay comentarios: