EL AÑO VIEJO SE VA
Ya se va el año viejo cuando el árbol desnuda
y se mecen sus ramas con la furia del viento
pero no siente frío porque ya ve el anuncio
de las vidas que estrene cuando se pase el cierzo.
Su carencia de frutos es callada tristeza,
si su piel es rugosa nos habla de sus sueños,
al abrazar su tronco toma nuestros temblores
y podemos contarle parte de los secretos.
El año viejo no, viejos somos los hombres
que sentimos su paso y arrastra nuestro cuerpo,
nos creemos alegres, pero nos engañamos:
la memoria nos falla, al pecho falta aliento.
Observemos los astros, ellos se multiplican
y pensemos que pronto, naceremos de nuevo;
habrá nuevas galaxias con sus amaneceres
donde el humo o el aire, donde nuevo sea el fuego...
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