No comprendo qué más da
morirse por el tabaco
o morir por gordo o flaco
si uno se halla viejo ya.
Nunca nadie durará
más de cien años aquí
y yo aseguro que a mí
ahora no me queda nada
por probar, pues mi fumada
en mi juventud me di.
Y ahora, a los ochenta y dos
no me asustan estas cosas,
y en las mujeres hermosas
creo mucho más que en Dios.
Voy de ochenta y tres en pos
y después ochenta y cuatro,
con los rones que idolatro
y habanos que ya no fumo
pero me deleita el humo
cuando no es en un teatro.
Francisco
Parece que no me explico
o no puedes entenderme
yo nunca quise meterme
con nadie y cierro mi pico.
Mas no creas que me pico
es que no acabamos nunca
con el asunto que trunca
de comer, beber, fumar
si en la vida hay que yantar
es mejor tomar la yunca.
Tampoco temo a la Parca
Francisco de mis amores
aunque ya somos mayores
la vida aún nos aparca.
Seguiremos en la barca
tomando el sol y la luna
que de noche, si oportuna
encenderá a los amantes
y veremos cuanto antes
cómo les canta la tuna.
Isabel
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