(que no se fueron a la playa)
I
Cristo de la Vera Cruz
El Escorial te pasea
mientras tu rostro hermosea
por las calles y al trasluz.
La luz del mundo, Tu luz
llamea los corazones
y en terrazas y balcones
se manifiesta hoy el luto;
tu cuerpo yerto, impoluto
repartiendo bendiciones.
II
Redimiste a los hombres con tu vida
clavada y en la cruz con los ladrones,
entregaste tu sangre a borbotones
siendo grande tu afrenta y, consumida.
Hoy por ti diera yo, mi sangre hervida,
clavaría mis huesos y tendones
ofreciendo mis horas y mis dones
para ser nuevamente redimida,
Oh Cristo de la Vera Cruz, tristura
me produce tu imagen, mil sollozos
si recuerdo tu paso y tu tortura.
No hay llanto más amargo, más horrura
que revivir aquéllos, tus destrozos
que me llevan derecho a la locura.
III
En el Gólgota fuiste coronado,
tu Vera Cruz se guarda con hombría
y la nueva Hermandad por ti porfía
porque a todos libraste del pecado.
Clavado en el madero, sí, clavado
te contempla hoy el pueblo y a María
Madre de las Tristezas se confía
el duelo que dejaste en tu legado.
Tu sangre tan preciada y tan preciosa,
tesoro de cristianos que lloramos
la entrega de tu espíritu oneroso.
Bebamos esa sangre tan gloriosa.
Madero que, fervientes adoramos.
Costado tan preciado y tan precioso.
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