Un día fue mi grito
rompiéndose el cristal entre mis huesos
un claro despertar
y una sorpresa implícita en los ojos,
esa voz tan urgente que oscilaba
como péndulo histórico
diciendo sí,
diciendo no,
diciendo ¿qué verdades? Y al fin la encrucijada,
el túnel, la salida
asumir
que fui gota
y río
roca
y arena
sin nunca haber dejado de ser mar.
26 septiembre 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario