24 agosto 2012

ATARDECE

La tarde se desprende de los robles,
sentimos la frescura
del sol que ya desnudo se amohína.
Los pasos nos envuelven soñolientos
mientras en el camino
se encienden las luciérnagas que ahora,
hermanas luz,
nos velan como lámparas dispersas de la noche.

Tengo el silencio entre las manos.
La carne me cabalga despaciosa
y voy sintiendo frío entre los hombros.
Un deseo de ti suavemente me crece
y va llenando el hueco que se dilata dentro.

Eres
proyecto de jardín prendido en la memoria,
agua manando a ciegas,
laberinto
donde mis ojos pierden su inocencia.
Tu recuerdo me va quemando el centro
y la noche se acerca presurosa.
Tiendo mis dedos para tocar tu eclipse.
Me turbo. Te eme escapas. Y de nuevo estoy sola, refrescando
mis ansias con la brisa.





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