20 junio 2012

JUNIO. CON UN SABOR A MIEL

Se suceden las tardes, una a una,
tengo en las manos un sabor a miel,
el olor del cantueso serpentea
y en mi pupila brilla
el agua de la acequia que recoge
los sueños inconclusos de todo el que se asoma.

Tristes notas, la dicha se me va
tal vez por un recinto desordenado y ciego.
Lo sé porque me ausento de esta "casa encendida"
y tengo la ternura hasta en los pies.
Una voz me susurra allá a lo lejos
desde un futuro incierto.
Qué punto cardinal, qué flor, qué espino
se diluye en el viento y me acaricia.

He de volver, me estoy desvaneciendo
y siento que no es justo que me deje llevar,
aquí está mi cuaderno, mis libros, mi escritorio,
los pasos de los seres que atan el corazón.

Me llaman. Reconozco.
El hombre solo sueña, cuando solo   y despacio.



No hay comentarios: