10 noviembre 2011

del libro: EN BRAZOS DE LA TIERRA

Necesitas mi aliento para sentirte madre,
mi aliento que ilumine tu vientre poseído
de savia e impaciencia,
de amor y mansedumbre.
Tú,
que acaricias la piedra, el ave, el árbol
que oyes tus propios huesos quebrarse en
(nuevo canto.
Necesitas mi aliento para sentirte hoguera,
casa habitada de cotidiano trance,
nieve purísima que limpia y enamora
tu templo de aguas vivas.

Acógeme, que vengo
con todas mis luces derramadas
para alentar tus rutas y nacerme
con las briznas de Dios que nos penetra.

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