26 octubre 2011

DE. RÉQUIEM POR UNA MADRE

Sé que no estás ausente pues te siento
respirar por la casa
y tus pasos solemnes dibujar las baldosas.
Sé que Dios te llamaba y respondiste
aceptando el sendero de su gracia,
sé que la muerte es íntima
que no se comunica, con nadie
aun cuando al moribundo se le muestre
desnuda y cara a cara.
Cuánto daría madre, por saber tus espacios,
si te sientes cansada o quizás
la Luz primera
te ha rejuvenecido las arrugas.
Si algún día decides
develarme el secreto que persigo
despiértame del sueño,
viaja apor mis sábanas.
Te grabaré en mis versos
aunque aún, no sé cómo.

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