28 septiembre 2015

DESNUDO DE PALABRAS

Observa bien el vuelo en tu partida, no es tu marcha, lo peor que puede marchitarnos. Mi beso, el extravío de mi sangre, grita por otro cauce sin sentido. Invalidada estoy por tu tristeza: ¡Ay, Dios! dijimos, prisioneros de vértigo infinito. Papi, trayectoria final de mi orfandad. Tus últimos retoños te entretienen el latido que afirmas tan varado a tu piel y tu respiración se te hace lenta, costosa, de cristal casi, porque puede quebrarse en un suspiro: por eso soliviantas tus gestos con fruición, fatiga que comienza y termina, desmoronando los instantes. Maná que te mantiene en enervado sopor y tanta primavera a nuestro lado, para qué, si el verso de tu rostro es ya metáfora que dice y nos adentra en el misterio, en lo hondo, en tanta cicatriz, tanta sed de verdad, revelación purísima que cual fiel caracola se enrosca y da la vuelta para llegar al último rincón, último paisaje, último espejo tal vez ya con azogue, conmoción, de haber vivido tanto y tanta soledad después de todo...

¿No ves que estás de vuelta de las cosas? ¿Que tu sabiduría en este instante, nos deja sin preguntas? Tu pecho sube y baja ya alterado, rescatando caricias que no puedo ofrecerte. Pero tú las percibes...


20 septiembre 2015

de: DESNUDO DE PALABRAS


Tú, cantaor de nanas, tomabas en tus brazos al pequeño y en tu acento andaluz, tan sevillano- del que siempre me sentí orgullosa: "Este niño chiquito/ no tiene cuna/ su pare es carpintero/ le va haser una./ Su pare es carpintero/ le va  haser una..."

Tú, pintor:  Estación de Atocha, ahora tan visitada, Palacio de El Pardo, residencia entonces dcl que fuese nuestro Generalísimo Franco, sala morisca,  techos al estilo cordobés y su Mezquita ¡tantas veces te lo oí contar!, yo era aún chica.  Y me sentía orgullosa por tus pinturas. Parecían hazañas diferentes a las que suelen acontecer a un obrero --pintor de brocha gorda-- vulgarmente llamado,  aunque ya casi octogenario,  te agarraste al pincel, a los lienzos o tablas, óleos que tanto te entretenían la mirada y el cansancio, el pulso y, hasta las horas de comer en que madre te llamaba a la mesa.

Con su partida, partieron a la vez los colibrís de tus cuadros, tus paisajes, gran parte de tus ojos, pues a partir de entonces, te fallaba la vista, te brotaban las lágrimas, aquellas que no pudiste derramar en su lecho de muerte, almacenadas, en las recóndita esquina de tu alma y te llovieron durante  seis años más que la sobreviviste.

Tú, tronco erguido, --señorito andaluz--, aún diste más a tus últimas ramas, diste tus últimos pasos, última voz, último suspiro. Pasaste el túnel de luz y en primavera, para unirte a mamá, que yo  bien lo pedía, al verte sufrir tan desnortado.

16 septiembre 2015

DESNUDO DE PALABRAS


                                                              A Manuel Díez Bascón

Ven por la ventana de la vida. Asómate al balcón de las incertidumbres, verás que sigo aquí, recordándote, mirándote en silencio como tú bien hacías. Y bien cierto será que no te ponga flores, crisantemos, caléndulas o rosas. Sabes, que a mí la piedra me causa calofríos, prefiero estar contigo en el sueño y el rezo, mas no vengas cargado de angustias ni de espadas, tus páginas se fueron selladas con la cruz, esa cruz que cargamos desde que amanecemos, germinados de sol o de alba en plena noche.

Y te he soñado, padre, ya me quedo tranquila, pues veo que te llevo como se lleva a Dios, tan dentro de mi alma, de mis entrañas dentro, que sé que has alcanzado el sendero de amor y desde allí contemplas el temblor de la arcilla, la arcilla que ya sabe tu mágica emoción. ¿Ves el mar que me canta?, ¿ves mi rostro observándote?. No quiero que deambules por áridos desiertos, sangrando aún tu  herida, tu fiebre, tu delirio.

Cangilones del viento van ahogando tu grito, ese que se quedó en mi pecho horadado. Por eso quiero, padre, que cantes hoy conmigo por todos los océanos por donde navegaremos. Tus ojos, hoy lumilínicos desandan el cansancio, que te llevó sin duda al fondo del abismo. Pero yo te rescato con mi amor, padre mío y seguiré soñando para tenerte cerca. Mis pupilas dormidas en la noche, se encienden y vuelan las oníricas playas donde tú ya relumbras.

Y hablas, padre, hablas, te escucho adormecida.
 Escucho al fin tu voz que se fue cielo-adentro.


06 septiembre 2015

SETIEMBRE - OSCURECE TEMPRANO


Hoy el cielo se viste de negrura
y la pálida luna no se ve.
Hoy, acabo de desatar la infancia
y se enturbian mis ojos a su luz.
En la orilla del tiempo ya dejé
los carros y caballos
que hasta aquí me trajeron.
Yo fui la desterrada,
el náufrago
agarrado a una tabla salvadora
que alguien dejó escondida
entre los juncos más originales.
A veces, se enredaban mis pies
entre las verdes algas
y el camino se entrecortaba perezoso.
                             Mas un día llegó
de cálido verano y de palabras
y un sol antiguo me enseñó sus verbos:
segar, oler a flores nuevas,
cantar viejo de pájaros y amar, amar, amar,
apoyar la cabeza, vivir con los recuerdos.
Y mirar a la luna. Comprenderla.

01 septiembre 2015

FUEGO EN EL MONTE, FUEGO...


Fuego en el monte,  fuego
en los rincones de mi sangre. Hierve
con este ir y venir de cada día
derritiendo mi piel entre sus ojos.
Mi cuerpo se hace brasa. Candela
y la pluma me arde entre los dedos.
Quiero el fuego que brote
entre las reses de mis noches blancas,
que alumbre sueños que jamás soñé.
Sol que iluminas
con mil formas de pájaro, 
tu plumaje me quema
y la luna trasnocha y no me enfría.
Luz de los días. Incandescente luz.
Fuego en las noches del estío. Fuego...
Que llegue la mañana, que despierte
la aurora boreal.
Hoy es un día largo.  Háblame en silencio.
Es tiempo de  pasión y de combate.
El cielo tiene la última pregunta.