28 enero 2010

TRES DÉCIMAS MALARAS

Amor, con amor se paga,
querer, con querer se dice
que el que no ama maldice
y cual vagabundo vaga.
Sin amor se abre una llaga
y el desamor aparece
¿no es verdad que os apetece
mucho mejor ser amados?
Para no ser olvidados
sabed, que el amor nos crece.

Con el Amor no se juega
que es leño que puede arder
y tendrás las de perder
por el monte o por la vega.
Puedes llegar a la brega
con el fuego tras de ti
y yo no quiero ¡ay de mí!
arder en tan alta llama
que el amor sí me reclama
desde que le conocí.

El corazón ¿nunca duele?
al Doctor yo le pregunto
y sabiendo del asunto
el problema se lo huele.
--Ay, mi querida Isabelle
si yo supiera de amores
no tendría estos ardores
de estómago que me dan
y te juro, no es el pan:
tú como yo ¡son rubores!

23 enero 2010

CUANDO LA POESÍA LLAMA

No llega Poesía con desgana,
si viene, llega cruel, desfalleciéndote,
anunciando trompetas y caudales
de ríos de palabras, sin sentido
a veces, no haces caso, la desoyes
pero sigue, te atrapa en un descuido,
no puedes detenerla, se adelanta,
te cruza, parapeta. Alza su llama.
Y caes desvanecido ante su ofrenda.

12 enero 2010

SIGUE LA NIEVE

Hoy nieva y hace frío, es tiempo
de reflexión, de buscar la verdad,
de jugar a los sueños.

LA NOCHE SE ENFRÍA

Hoy la noche se enfría
mientras la luna viste su camisón de espuma,
sus zapatos de nácar.
Está tan solidario el Universo...
Recoge las angustias de los hombres
cuando miran adentro. Cuando miran.
Y es que hay que escudriñar a las estrellas
sentándose en el borde de los párpados.

NOSOTROS

Nosotros, los eternos
los que damos un paso hacia delante,
los pacíficos. Oh muchos,
muchos de nosotros lo sabemos
tal vez, nos lo enseñaron
o recordamos solos
con nuestra cruz a cuestas.
Tierra que se separa en la raíz
ahora tan blanca por la nieve,
que sigue galopando en sus adentros.
Como la vida.
Como mi vida...

10 enero 2010

ENERO

Hoy andaban los robles con su pelaje gris.
Iban de gris, sin nada que abrigara su piel opalescente,
despojados de sedas
que besaran sus hombros al roce de la brisa,
subían o bajaban orillando el camino.
Su desnudez no era pórtico de la muerte,
sólo un tránsito,
un anuncio del sacrifio de la hoguera
que nos dejó en la boca un verano selvático.

Cuando la nieve enfríe, ésta que cae
su corazón, su rostro, sus brazos alargados
pensaré que no es nada, que sobrevivirán
y veremos su altura coronada de besos
cuando despierte el tiempo y vuelvan las abejas
con la huella perdida y la lágrima oculta
a laborar romero para endulzar los labios.